domingo, 13 de septiembre de 2015

Actualidad de la Sociología en Bolivia. A propósito del libro de H.C.F. Mansilla: “Una mirada crítica sobre la obra de René Zavaleta Mercado”






















Actualidad de la Sociología en Bolivia. A propósito del libro de H.C.F. Mansilla: “Una mirada crítica sobre la obra de René Zavaleta Mercado”

Autor: Marco antonio Loza Sanjinés

Harold Bloom y su canon

Dice Bruno Snell —citado por Harold Bloom— que la crítica literaria es un arte antiguo inventado por Aristófanes, que no era para aclararlo por si quedan dudas, alguien que habría realizado “Estudios Culturales”. 

Harold Bloom, es sin duda el más importante crítico literario de Estados Unidos, en 1994 publicó: The Western Canon. The Books and School of the Ages. (1). Para él, un canon literario es y debería ser una relación particular entre un escritor y un lector, por lo tanto un “Arte de la memoria literario” (pág. 27). La relación entre “lectores y escritores muy individuales” impide que lo estético se reduzca a ideología o, más aún a metafísica.
Harold Bloom, sostiene que existen épocas en las que un género literario se considera más canónico que otros, existen también, en ciertas épocas, escritores a quienes se los exalta como imprescindibles de ser leídos. Para Bloom esta época (1994) es la peor para la crítica literaria, (lo es también en la actualidad a pesar de o, tal vez, a causa de las denominadas “redes sociales”) debido al relativismo existente, en la que nada está sujeto a un principio que pueda otorgarle valor a la obra literaria, Bloom opone a ese relativismo una roca sobre la cual edifica su noble canon: Shakespeare.
Shakespeare, es para Bloom, el escritor que contiene a todos los demás escritores, pasados, presentes y futuros, es decir, los presupone y los supera; su obra anticipa todas las materias que dan origen a la literatura en general. Bloom levanta esta tesis en medio de un relativismo crítico, en el que, lo que él llama la Escuela del Resentimiento, ha puesto en duda cualquier tipo de canon buscando un cierto “contenido social”. Dice Harold Bloom:
Un signo de originalidad capaz de otorgar el estatus de canónico a una obra literaria es esa extrañeza que nunca acabamos de asimilar, o que se convierte en algo tan asumido que permanecemos ciegos a sus características. Dante es el mayor representante de la primera posibilidad, y Shakespeare un fenomenal ejemplo de la segunda.”

René Zavaleta, la unidad de medida de la sociología contemporánea en Bolivia

En el preciso momento actual en Bolivia, dos de esos escritores exaltados como imprescindibles de ser leídos son René Zavaleta Mercado y Fausto Reinaga y el “género literario” canónico: el análisis sociológico. Ambos escritores produjeron un enorme conjunto de textos capaces de ser valorados mediante una segmentación temporal y en los círculos académicos se los ha elevado al rango de profetas del actual proceso político que vive Bolivia.
De los dos, sin duda, Rene Zavaleta Mercado es en la sociología boliviana (Cf. René Zavaleta Mercado. A propósito dela edición del segundo tomo de su: "Obra Completa"), lo que es Shakespeare para Harold Bloom: subsume toda la sociología boliviana, la presente y la que vendrá; es el que toca los temas centrales que contendrán las investigaciones futuras. Esta declaración sobre lo canónico de Zavaleta no busca definir una esencia, sólo da cuenta de una opinión actual, que como tal seguramente no será inagotable, salvo que se descubra que es constante y general.
Ahora bien, siguiendo la lógica del maestro Harold Bloom, podemos afirmar que en Bolivia se ha levantado una “Escuela del Resentimiento” contra el pensamiento de Zavaleta, uno de los intelectuales que más ha contribuido a esa escuela es Hugo Celso Felipe Mansilla, quien publicó recientemente (2015) el libro: Una mirada crítica sobre la obra de René Zavaleta Mercado (2), intentaremos comprar aquí su mirada sobre Zavaleta, con las miradas de dos intelectuales que también han estudiado la obra del sociólogo boliviano: Luis H. Antezana, que produjo una primera aproximación a su obra de madurez y Luis Tapia, quien trabajó una tesis doctoral sobre una de las ideas más novedosas de Zavaleta, el “conocimiento local”. Como las visiones de los tres es muy amplia como para tratarlas completamente, el método que elegimos es el del contrapunto en lo que contiene de desafío entre varias voces.

Las lecturas de Zavaleta

Para Walter Benjamin una obra debe iluminarse a partir de la obra misma (3), es lo que intenta hacer Luis H. Antezana en su libro dedicado al último período de René Zavaleta: La diversidad social en Zavaleta Mercado, al referirse a esa tensión interna, en la obra de Zavaleta, entre sus “juicios y prejuicios nacionalistas y marxistas” que forman las cotas: “nación/revolución”. (4)
En cambio, para H. C. F. Mansilla, la obra de Zavaleta es una a la que hay que mirar en el espejo (espejismos) de lo contemporáneo, como si esta contemporaneidad fuera la medida última de toda elaboración pasada, leer una obra a partir de una mirada externa es convertir esa obra en un objeto, cerrando toda hermenéutica, vaciándola de sentidos, en Mansilla esto va unido a la expropiación del deseo que todo acto de palabra encierra, por eso critica, en múltiples lugares de su libro, lo que él considera un lenguaje enrevesado e innecesariamente complicado de Zavaleta.
Lo que para H. C. F. Mansilla es una obscuridad innecesaria, para Luis H. Antezana es un “intento de pensar «más allá» de los límites y cánones tradicionales” (Antezana, pág. 15), intento que trae, por supuesto, las tensiones que se encuentran en su obra y, es que Zavaleta no sólo intenta “aplicar” una lectura marxista, a la realidad social boliviana, sino al mismo tiempo “construirla, proponerla” (Antezana, pág. 16)
Mientras Luis H. Antezana delimita su trabajo de lectura evitando perderse en discusiones comparativas, H. C. F. Mansilla intenta “cercar”, “confinar” el pensamiento de Zavaleta en el marco de una lectura comparativa sin ninguna unidad canónica, sino con referencias puntuales a su profesión escéptica. Teníamos a un H. C. F. Mansilla más atemperado cuando sostenía:
La filosofía y la ciencia nacieron también de la admiración ante la belleza del cosmos y de la sorpresa ante lo inaudito y lo insólito. La condición fundamental de todo saber es la pasión por cuestionar, descubrir y develar; la base del arte y la literatura es la irrupción de un entusiasmo por la verdad que emerge con el propósito vehemente de exhumar y revelar la esencia encubierta de las cosas” (5)
En el libro: Sentidos comunes, ya Luis H. Antezana había encontrado que H. C. F. Mansilla no sale de la modernidad para criticar la modernidad, toda su visión negativa de ella se convierte pues en autocrítica, por ejemplo, utiliza a Trotsky para criticar a Stalin, pero luego deja de lado a Trotsky, no lo incluye en su teoría. “En sus apropiaciones, ¿se pierde Mansilla en el espejo?” —se pregunta Antezana. (7)
Lo central en la crítica de H. C. F. Mansilla a Zavaleta está en devolver al sociólogo boliviano al grupo de intelectuales de izquierda latinoamericana, con el que Zavaleta compartiría no sólo objetivos teóricos sino el mismo estilo enrevesado y cuasi literario (ver su ensayo: Intelectuales y política en américa Latina) (8), así pues, no habría, en la lectura y la mirada de H. C. F. Mansilla nada “novedoso” en la obra de Zavaleta sólo una retórica compartida y contagiada a sus exégetas. La obra de Zavaleta, en resumen, no habría producido “nuevos conocimientos sobre hechos inéditos o esfuerzos en pro de una mayor objetividad” (Mansilla, Una mirada… Pág. 234). Zavaleta es productor de “hermosos fragmentos poéticos”, de “bella prosa” (passim), pero no de conocimientos novedosos o sustanciales para la sociología boliviana.
En su pretensión de lectura objetiva, H. C. F. Mansilla halla algunos valores en Zavaleta, por ejemplo, destaca el intento de componer una teoría original en el último período de su obra: “Las formaciones aparentes en Marx” (1978), “El estado en América Latina” (1993) y “Lo nacional-popular en Bolivia” (1984), en el que intenta construir un nexo dialéctico entre la base económica y la superestructura cultural, pero, siempre hay un obstáculo para que la obra de Zavaleta sea satisfactoria, lo que consigue son únicamente frases “enrevesadas”, “innumerables paradojas”, “juegos de palabras” y, “exhibicionismos de erudición”, “bizantinismo”; es decir, el intento de originalidad de Zavaleta, piedra de toque y máximo valor buscado por H. C. F. Mansilla, “se diluye a menudo en la creación de aforismos categóricos —entre sí inconexos— y en la invención de conceptos altisonantes de difícil comprensión y aplicación a casos concretos”, aquí se encuentra el “otro” objetivo perseguido en su crítica a Zavaleta: la producción académica actual en Bolivia, que sólo se ocupa de Zavaleta porque gusta de su carácter “cuasi esotérico” que coincide con sus intereses postmodernistas, en el que “lo complicado del desarrollo textual no corresponde a la complejidad de los asuntos tratados” (Mansilla, Una mirada… Pág. 247).
También H. C. F. Mansilla, es crítico con el editor de la obra completa de Zavaleta, Mauricio Souza; se muestra con él más bien irónico, aludiendo muchas veces a su “erudición” y, contrariamente al establecimiento de su posición teórico-metodológica, Mansilla reivindica el del “escepticismo clásico”:
La relatividad del conocimiento, la imposibilidad de establecer criterios siempre válidos para discernir lo verdadero de lo falso y lo positivo de lo negativo, la observación probatoria del medio y la insistencia de ensayar y dudar configuran esos elementos comunes. […] Además, el escepticismo considera  que la duda es una meta no un método para conocimientos ulteriores.” (Mansilla, Tradición… Págs. 11-12)
El editor de la obra completa de Zavaleta sólo apreciaría —según Mansilla—, igual que los literatos y los intelectuales locales en la actualidad, la ficción de un Zavaleta concretista y adversario de principios universalistas con la única intención de “adaptar a Zavaleta a los requerimientos académicos de nuestros días” (Mansilla, Una mirada… Pág. 255)

Entre la comparación y la evaluación

H. C. F. Mansilla, mantiene un semblante conciliador en casi todo su libro, pero, en notas o momentos de su escritura, afloran esas pesadillas diurnas que seguramente lo dejan sin sueños y, así puede escribir por ejemplo, que las concepciones de Juan José Bautista o de Rafael Bautista (9) contienen errores factuales pero que siguen “siendo muy populares por que satisfacen necesidades psíquicas profundas”. “Se trata, en el fondo, —continúa Mansilla— de una protesta religiosa con tintes apocalípticos y modismos heideggerianos, pero todo esto no garantiza la plausibilidad de los juicios emitidos. El dolor más grande y más legítimo no conforma, lamentablemente, una base segura para el conocimiento. Esta protesta es, como ya mencioné, un rechazo a la tradición occidental y a sus elementos centrales: el individualismo, el racionalismo y el liberalismo.”  (Mansilla, Una mirada… Págs. 275, nota 49; 277-278)
Veamos, en comparación, cómo evalúa Luis Tapia la actualidad del pensamiento de Zavaleta. Tapia comienza sosteniendo que una buena evaluación se realiza a través de la producción de un nuevo conocimiento y no únicamente, como se esperaría, con la comparación de “teorías y metodologías fuera de la acción de investigar y explicar algo” (Tapia, La producción… Pág. 417). Una evaluación así definida, no debería ser teleológica, sino una verificación de acuerdo con el momento histórico en el que surgieron y si pudieron o no explicar los hechos de ese momento, así tendríamos una “acumulación cognoscitiva”, una “memoria teórica”.
De tal modo y, aquí en lo que concierne a la tesis central de H. C. F. Mansilla, aunque Tapia no se refiere a él en particular (su texto es anterior al de Mansilla):
Incluso si la obra de Zavaleta resultara inútil para pensar los problemas actuales […], quedaría su valor como el pensamiento que caló más hondo y ampliamente en la explicación del siglo XX y sus raíces históricas, en Bolivia.” (Tapia, La producción… Pág. 418)
Otro error, según Tapia, a la hora de evaluar teorías y metodologías, es la de creer que una teoría es un modelo tal que llegue a explicar nuevos hechos, en un comportamiento omnisciente.
Tal como H. C. F. Mansilla anticipa una posible descalificación de su lectura crítica de la obra de Zavaleta (ver su epílogo), así Luis Tapia anticipaba también las ideas descalificadoras del pensamiento de Zavaleta. Uno de los argumentos más recurrentes de H. C. F. Mansilla, es que las ideas de Zavaleta no son pertinentes para pensar la globalización, la desnacionalización, las reformas liberales o la reducción de las soberanías nacionales, Zavaleta se habría reducido a un pensamiento nacional y marxista. En cambio, sostiene Tapia, que “el conjunto de la obra madura de Zavaleta no es la formulación de una doctrina nacionalista sino una explicación histórico-social de los procesos de construcción estatal y de producción ideológica”. Así, Zavaleta fue el primero en intentar una explicación teórico-metodológico de la “crisis del estado del 52 o síntesis de la época nacionalista” (Tapia, La producción… Págs. 425-426)

Notas bibliográficas:

(1) Harold Bloom. El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas. Trad. de Damián Alou. (Barcelona: Anagrama, 1995).
(2) H. C. F. Mansilla. Una mirada crítica sobre la obra de René Zavaleta Mercado. (Bolivia: Rincón Ediciones, 2015)
(3) Walter Benjamin. Dos ensayos sobre Goethe. Trad. Graciela calderón y Griselda Marsico. (Barcelona: Gedisa, 1996)
(4) Luis H. Antezana. La diversidad social en Zavaleta Mercado. (La Paz: CEBEM, 1991)
(5) H. C. F. Mansilla. Tradición autoritaria y modernización imitativa. (La Paz: Plural/Neftalí Lorenzo E., 1997)
(6) Luis Tapia. La producción del conocimiento local. Historia y política en la obra de René Zavaleta. (La Paz: Muela del Diablo Editores, 2002)
(7) Luis H. Antezana. Sentidos comunes. Ensayos y lecturas. (Cochabamba: CESU/UMSS, 1994)
(8) H. C. F. Mansilla. Intelectuales y política en América Latina. En: Revista Cultural. Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia año VII – Nro. 24/ julio-septiembre, 2003.
(9) Juan José Bautista S. Hacia una crítica-ética de la racionalidad moderna. (La Paz: Rincón Ediciones, 2013) y Rafael Bautista S.  Reflexiones des-coloniales. (La Paz: Rincón Ediciones, 2013)