Un exceso de positividad: "La Sociedad del Cansancio" de Byung-Chul Han
Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés
Byung-Chul Han
La sociedad del
cansancio, es el primer libro traducido al español del filósofo
surcoreano Byung-Chul Han, otros son: La sociedad de la transparencia (2012), La agonía del eros (2012), En el enjambre (2012), Psicopolítica (2014).
Libro corto (64 páginas en formato pequeño) escrito en alemán,
proporciona, sin embargo, un aire fresco a la producción actual de la
filosofía. Deudor y partícipe de la obra del mayor filósofo alemán vivo: Peter
Sloterdijk, Byung-Chul Han nos lleva por su propio derrotero dialogando con
algunos de los filósofos contemporáneos más importantes, Giorgio Agamben entre
ellos o apoyándose en un magnífico ensayo de Peter
Handke.
El malestar en la cultura lacaniano
Aunque no cita a Lacan, en el libro de Byung-Chul Han se
encuentra, como trasfondo, el malestar de la cultura actual, ese que pudo
entrever Jacques Lacan. Este es el tiempo del mandato globalizado del éxito.
Los significantes-amo: “hay que tener
éxito”, “hay que ser flaca” (“hay que ser flaco” se dice poco), “¡Goza!”,
gobiernan el mundo mundial, por medio del “software social” han logrado lo que
jamás consiguió religión alguna: que todos participemos de la Gran Cultura, el malestar de
la época es no poder gozar siempre, como el amo manda. Los medios masivos se
encargan constantemente de hacernos saber qué nos falta para conseguir el
éxito, nos los dan como recetas, así el fracaso sólo está en no conseguir el
último “gadget”. El discurso
del amo segrega al sujeto, lo transforma en un objeto pasivo de
manipulación del mercado, de ese modo al sujeto únicamente le queda dirigirse
al saber de la ciencia para pedirle los objetos técnicos que le falta para
taponar su deseo y toda pregunta sobre el ser.
El discurso capitalista es un falso discurso ya que no produce ningún
lazo, —todo discurso es un lazo social—, no hay ningún Otro garante de la
verdad, no hay más significante amo que el vacío del sujeto, su propia
desaparición, al final, los objetos que le son proporcionados por el saber de
la ciencia, objetos técnicos (drogas legales e ilegales, el último modelo de
coche, etc.) lo mantienen encerrado en su cuerpo. Puro goce. Sujeto narcisista,
ha tenido que separarse de su imagen para transformarlo en objeto, es el
nacimiento de la autorreferencia y de la autoexplotación.
El cansancio
Prometeo encadenado es la imagen de la autoexplotación y de la
autorreferencia, es la escena del aparato psíquico del sujeto contemporáneo, el
águila que devora su hígado (que crece de nuevo) es su “alter ego”, es la
relación consigo mismo, el dolor del hígado —dice el filósofo Byung-Chul Han—
es el cansancio, en la reinterpretación que hace Kafka del mito griego, el
cansacio viene como curación, es un cansancio que cierra heridas. “Tal cansancio no resulta de un rearme desenfrenado,
sino de un amable
desarme del Yo” (Byung-Chul Han. Pág. 6).
De acuerdo a Byung-Chul Han, la sociedad anterior, la del siglo XX,
tenía como paradigma lo inmunológico, el enemigo estaba afuera y había que
defenderse, defenderse del otro, la sociedad actual es postinmunológica,
desaparece lo otro y la extrañeza, es la época de la diferencia, es decir, también de lo idéntico, la extrañeza fue
transformada en lo exótico.
El paradigma inmunológico ya no es apropiado para esta época, es el tiempo de
la disolución de las fronteras, de las alambradas que eran la reacción
inmunológica frente a la amenaza del otro, la reacción consistía en una negatividad controlada, se
ofrecía una vacuna, pequeñas cantidades de la enfermedad servían para
inumunizarse, pequeñas violencias nos libraban de la gran violencia.
“De momento es suficiente constatar que
la continuación de la evolución biológica en lo social y en lo cultural lleva a
una categoría superior de los sistemas inmunológicos.” (Peter
Sloterdijk. Has de cambiar tu
vida. Pág. 23)
Para Sloterdijk, existe una falsa amenaza del retorno de la religión,
no hay una vuelta a la religión ni un retorno, puesto que no hay ninguna
religión, sino solamente sistemas de prácticas espirituales, con lo que se ha
perdido la engorrosa diferencia entre la “religión verdadera” y la
superstición, también se pierde el antagonismo entre creyentes y no creyentes,
sólo hay practicantes y no practicantes. Lo que realmente vuelve —sostiene
Sloterdijk— es “el reconocimiento de lo inmunitario
del ser humano”. Tras varios cientos de años los hombres se han desarrollado no
solamente bajo determinadas “condiciones materiales”, sino también bajo
sistemas inmunológicos simbólicos y rituales: La Antropotécnica.
Para Byung-Chul Han, en cambio, nuestra época está gobernada por la
profusión de la técnica, hay un exceso de positividad, es la “sobreabundancia de lo idéntico”.
La sociedad disciplinaria foucaultiana ha sido sustituida en el siglo
XXI por la “sociedad del rendimiento”, sus miembros son “sujetos de
rendimiento”, sujetos emprendedores de sí mismos. No hay límite para los
sujetos que miran hacia los cuidados que la técnica puede brindarles, es el “yes, we can”.
“Los proyectos, las iniciativas y la
motivación reemplazan la prohibición, el mandato y la ley. A la sociedad
disciplinaria todavía la rige el no. Su negatividad genera locos y criminales.
La sociedad de rendimiento, por el contrario, produce depresivos y fracasados.”
(Byung-Chul Han. La Sociedad
del Cansancio. Pág. 17)
La sociedad disciplinaria y la del rendimiento se suceden en
continuidad, la primera tiene un límite que la otra enfrenta y supera. “La positividad del poder [poder-hacer, Könen] es mucho más eficiente que la negatividad del deber”
(…) “El sujeto de rendimiento es más rápido y
productivo que el de obediencia. Sin embargo el poder no anula el deber. El
sujeto de rendimiento sigue disciplinado.” (Ibídem. Pág. 17). Ambas
buscan el incremento de la productividad.
El éxito de la depresión se da en el sujeto de rendimiento, que se
explota a sí mismo sin saberlo y que se encuentra con que ya no puede más “poder-hacer” [Könen], en una sociedad donde “Nada es imposible”, que el sujeto sienta que “nada es posible” lo lleva al auto reproche y
al autocastigo, invalida su deseo, todo estaba en sus manos y perdió la
oportunidad, como está libre de un dominio (el Otro que no existe, como
decíamos líneas arriba), es dueño de sí mismo, por eso mismo él es el único
culpable de su fracaso. Es un exceso de positividad.
El exceso de positividad se encuentra también en la profusión de
información y de estímulos, perdiéndose la forma contemplativa de la atención
que por fuerza se dispersa, gradualmente se exige una hiperatención: el
smartphone requiere de nuestra atención mientras comemos, pero tampoco
admitimos el aburrimiento, aquél aburrimiento profundo que sería fuente de la
creación y del pensamiento al que aludía Walter Benjamin.
“Quien se aburra al caminar y no tolere
el hastío deambulará inquieto y agitado, o andará detrás de una u otra
actividad.” (Byung-Chul Han, pág. 23)
La sociedad del rendimiento, partidaria de la hiperatención, es la
sociedad del dopaje, un mayor rendimiento es posible, incluso necesario. “El dopaje solo es una consecuencia de
este desarrollo, en el que la vitalidad misma, un fenómeno
altamente complejo, se reduce a la mera función y al rendimiento vitales.”
(Byung-Chul Han, pág. 45).
La sociedad del cansancio
El cansancio es la característica de una sobreabundancia de
positividad, este cansancio aísla y divide, siguiendo a Peter Handke y su Ensayo sobre el cansancio,
para Byung-Chul Han este cansancio que separa, atormenta al sujeto con la
incapacidad de mirar y con la mudez:
“Solamente el Yo llena por completo el
campo visual”. “Cuando el Yo se aminora,
la gravedad del ser se desplaza del Yo al mundo. Se trata de un «cansancio que
da confianza en el mundo», mientras que el cansancio del Yo en cuanto cansancio
a solas es un cansancio sin mundo, que anquila al mundo.” (Byung-Chul
Han, pág. 46)
El “cansancio fundamental” es ése que abre el Yo al mundo, el que se
encuentra en el registro del “no-hacer”, sosegado, es el “cansancio despierto”,
el cansancio hace posible el uso de lo inutilizable, el desarme del Yo.
“¡Una oda de Píndaro a un cansado
en lugar de a un vencedor! A la comunidad de Pentecostés recibiendo al Espíritu
Santo —a todos los apóstoles— me la imagino cansada. La inspiración del
cansancio dice menos lo que hay que hacer que lo que hay que dejar. Cansancio:
el ángel que toca los dedos del único rey que sueña mientras los otros reyes
siguen durmiendo sin soñar.” (Peter Handke. Ensayo sobre el cansancio)
Byung-Chul Han, concluye que quizá la sociedad venidera podría llamarse/alcanzar La sociedad del
cansancio.
Bibliografía:
Byung-Chul Han. La
Sociedad del Cansancio. (Barcelona: Herder Editorial, 2012). Traducción
del alemán de Arantzazu Saratxaga Arregui.
Peter Handke. Ensayo
sobre el cansancio. (Madrid: Alianza Editorial, 1990). Trad. Eustaquio
Barjau
Peter Sloterdijk. Has
de cambiar tu vida. (Valencia: Pre-Textos, 2012). Trad. Pedro Madrigal