LOS ENREDOS DEL NUDO BORROMEO (PRIMERA PARTE)
Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés
"[…] cadena de tres, tal que al desatar
uno de los anillos de esta
cadena
los otros dos se deshacen”
J. Lacan …O Peor
“Estos seminarios se
centran en el nudo borromeo
—que me abstengo de traer
en persona, si me permiten,
según ustedes subrayaron,”
J-A. Miller El Lugar y
el Lazo
“Yo: ¡Usted tiene que
ocuparse del Nudo borromeano!
(las sempiternas cueras
están sobre el escritorio) —él aguanta”
Élisabeth Geblesco Un
amor de transferencia
LOS NUDOS DEL NUDO
El Nudo Borromeo es un
enredo, un enredo jubiloso, la gaya ciencia del último Lacan. Un símbolo del
blasón de los Borromeo (ésos desconocidos) fue transformado por Lacan en Real.
Hay quienes sostienen que
los desarrollos del nudo borromeo comprende una parte de la “superstición
lacaniana”:
“Acuso a Lacan de haber
querido provocar una superstición, es decir, una transferencia, al echar sobre
nuestros hombros la primacía del nudo borromeo”
“Teníamos la impresión de
ver que Lacan no podía separarse de este nudo fatal. Año, tras año, suspiro
general: ¡Todavía sigue con eso! […] ¡Cómo cansó Lacan a su auditorio al
plantearse todo el tiempo a propósito del nudo problemas insolubles o cuya solución
aportada la semana siguiente fallaba por algún lado, desmintiendo entonces su
axioma según el cual jamás formulaba preguntas si no era porque ya tenía la
respuesta!" (Jacques-Alain
Miller. El Lugar y el Lazo. Págs. 202, 204).
Están también los otros —más
amables con la enseñanza de Lacan— que intentan atemperar la exasperación de
los otros. Retoman la sesión del Seminario del 9 de enero de 1979 en el que
Lacan designó como un “abuso de metáfora” al nudo borromeo, en esa sesión Lacan
vuelve sobre la vinculación del nudo con la “no-relación sexual” y, al fallar
el nudo, admite que se equivocó al sugerir que el nudo borromeo podía
representar la ausencia de relación sexual, “Es evidente que me equivoqué
—dice.” Para Guy Le Gaufey, ese es el fin de una “epopeya metafórica”,
la “falla” del nudo consiste en que, bajo ninguna operación con el nudo, se
puede conseguir la unicidad que probaría de ése modo, la existencia de la
“no-relación” y, por derivación, de los múltiples “no hay” de Lacan: “no hay
Otro del Otro”, “no hay metalenguaje”, “no hay relación sexual”. (Guy Le
Gaufey. El Notodo de Lacan. Pág. 213 -214).
Pero están también aquellos
para los que el Nudo Borromeo es la presencia de una verdad en Lacan.
Jean-Michel Vappereau, que trabajó junto con Lacan en el desarrollo de los
nudos, se queja de los que no tuvieron consideración con los esfuerzos del
último Lacan que, según él, tenía todo su espíritu, todo su genio. Vappereau
sostiene desde la muerte de Lacan un curso y una serie de escritos sobre los desarrollos
del nudo, implicándolo con la topología y clínica lacanianas. Continuando con
el esfuerzo de Lacan, hoy, el nudo borromeo se abre a una clínica
denominada borromea con trabajos como los de Skrabine, con su Clínica Borromea
o la de Schejtman (Ensayos de Clínica Psicoanalítica Nodal).
Esta es la condición del
nudo y sus enredos. En el Diario que Élisabeth Glebesco llevó de sus controles
(supervisiones) con Lacan, encontramos la anotación del lunes 21 de abril de
1980, en la que describe a un Lacan en pantuflas, de “aspecto dormido”, anota
la hora: 9:45 de la mañana, al que —como buena histérica— se queja por la
disolución de la Escuela que Lacan había formado en París, le dice entre otras
cosas: “admito ahora que usted ya no será el Otro para mí”, y al terminar ésa
página escribe: “Actualmente siento las cosas así: no se trata de un amor menor
sino de un silenciamiento voluntario. Debo acostumbrarme a “vivir” sin tenerlo
como interlocutor “borromeanamente” privilegiado, en lo Real, lo
Simbólico y lo Imaginario.” (Élisabeth Geblesco. Un Amor de Transferencia.
Diario de mi control con Lacan. Págs. 197-198). Énfasis nuestro.
Lacan se enredó, deslizó
(Guy Le Gaufey, encontró que el verbo glisser, deslizar, aparece en la
enseñanza de Lacan como indicador de error suyo) con el Nudo. Unos lo
abandonaron y siguieron con los posteriores avances de su enseñanza, J-A miller
llama a ésa como la “muy última enseñanza”; otros continuaron trabajando con
los anillos para “mostrar los elementos que son legibles” (J-M Vappereau. ¿Es
Uno… o, es Dos? Pág. 8) y se encaminan hacia una clínica borromeana o nodal.
En fin, no importa.
Enredémonos en el nudo como una gaya ciencia, busquemos el jubiloso hacer del
Nudo Borromeo. Aquí va la primera parte.
LA COSA EXTRAÑA. UMHEINLICH
Lacan narra que los anillos
que forman el nudo borromeo (en verdad son anillos y no círculos como aparecen
con frecuencia representados) le fueron presentados en una cena por alguien que
asistía a los cursos que daba Guilbaud sobre iniciación a la topología,
sostiene —al referirse a ellos— que los anillos borromeo le venían como anillo
al dedo para explicar su geometría de la tétrada:
1. “Yo te demando” ¿Qué?
2. “Que rechaces” ¿Qué?
3. “Lo que te ofrezco” ¿Por
qué?
4. “Porque no es eso”
(Aún. 15-5-1973)
El “no es eso” —dice Lacan—
“quiere decir que en el deseo de toda demanda, no hay más que la solicitud del
objeto capaz de satisfacer el goce, el cual sería entonces la lustbefriedigung
supuesta en lo que en el discurso analítico se llama impropiamente la pulsión
genital (…)”. Observemos que aquí Lacan relaciona por vez primera vez el objeto
“a” con el goce. Continúa diciendo que el objeto “a” está diversificado en
cuatro: el objeto de la succión, el objeto de la excreción, el objeto escópico
y el objeto invocante.
En esta primera
aproximación el nudo le sirve a Lacan para “representar la metáfora” (son sus
palabras) de la cadena hablada. Pone como ejemplo un caso de psicosis, del caso
Schreber, en que las frases interrumpidas ocultan aquella articulación última
que es el Uno.
El anillo es tomado como la
representación de un “agujero”, del agujero que presenta el Otro para un sujeto
frente a la pregunta: ¿Qué me quiere? Que está, a su vez, representado por la
pregunta que repetía Freud: “¿Qué quiere la mujer?”, donde mujer es equivalente
a verdad. El anillo viene entonces, a representar ese agujero: la verdad del
sujeto.
R. S. I.
Al
año siguiente del Seminario Aún, Lacan amplía todavía más el alcance de los
anillos y los lleva a representar su tríada: Real, Simbólico, Imaginario. Lacan
sostiene que los tres registros se homogeneizan en el nudo, mediante “la
semejanza” y no sobre “lo mismo”. Lo semejante entre los tres registros es la
“consistencia”, en este punto Lacan excluye al sujeto del nudo borromeo, lo
traslada a la tesis de que el sujeto es lo determinado por el nudo, el sujeto
se condiciona por lo que el nudo ciñe, por su ajuste. Lacan agrega, en este
seminario, la diferenciación de los redondeles utilizando colores y
orientándolos.
Mientras
el nudo es el mismo los redondeles son semejantes, es decir, los redondeles representan
la no-relación. Los redondeles no mantienen ninguna relación dual, se ligan
siempre como un “tertium datur”(1),
por eso cada anillo interviene como un agujero. Hay pues, tres agujeros: Un
agujero Real, uno Simbólico y uno Imaginario.
El
agujero simbólico se define como la “insistencia” de la cadena significante, en
el que la última palabra jamás deja de no escribirse.
El
agujero imaginario, es la “consistencia”, que proporciona la imagen especular
del cuerpo.
El
agujero real, nos convoca a la “existencia”, al “fuera del sentido”, al “hay
algo”, es el agujero por excelencia.
De
esta manera para Lacan lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario constituyen los
términos algebraicos de una “escritura borromea”, estos términos, en su
articulación, en su articulación borromea forman una “no-relación”, por eso el
nudo es real, no se asocian dualmente, dependen siempre de un tercero. Lacan
propone diferenciar la relación de la no-relación en el nudo. La relación es la
concatenación simple como en los anillos olímpicos, la no-relación en cambio,
está sostenida por el nudo borromeo, puesto que allí ningún anillo penetra en
otro, ninguna mantiene “relación” y, sin embargo, los tres están enlazados.
“Por
esto es que puede sostenerse el término de no-relación sexual en tanto que —no
puedo sino repetirme— se sostiene esencialmente por una no-relación de pareja.
¿Acaso el nudo en cadena basta para representar la relación de pareja?” (2)
La
no-relación deviene entonces, en un vínculo, así como el nudo adquiere el poder
de designar la no-relación.
“De
eso se trata cuando me refiero a la no-relación. Cada uno de los círculos que
se constituyen, todavía no sabemos con qué, en la relación de los sexos, cada
uno en su manera de girar en redondo como sexo no está anudado a otro. Eso es
lo que quiere decir mí no-relación.” (3)
NOTAS
(1)
Arnold Hausser. Variaciones sobre el tertium datur en Georg Lukács.
(2)
J. Lacan. R.S.I. Citado por Guy Le Gaufey en: El Notodo de Lacan. (Buenos
Aires: El Cuenco de Plata, 2011). Pág. 198
(3)
Ibídem. Pág. 200-201
BIBLIOGRAFÍA:
Geblesco,
Élisabeth. Un Amor de Transferencia. Diario de mi control con Lacan.
(Argentina: El Cuenco de Plata, 2009)
Lacan,
Jacques. … O Peor. (Buenos Aires:
Paidós, 2012)
Lacan, Jacques. Aún.
(Buenos Aires; Paidós, 1992)
Lacan,
Jacques. Otros escritos. (Buenos Aires: Paidós, 2012)
Le
Gaufey,.Guy. El Notodo de Lacan. Consistencia lógica, consecuencias
clínicas. (Buenos Aires: El Cuenco de Plata, 2011)
Miller, Jacques-Alain. El Lugar y el
Lazo.
(Buenos Aires: Paidós, 2013)
Schejtman, Fabián. Ensayos
de Clínica Psicoanalítica Nodal. (Buenos Aires: Grama Ediciones, 2013)
Vappereau, Jean-Michel. ¿Es
uno.. o,
es dos ?
(Argentina : Ediciones Kliné, 1997)
Vappereau, Jean-Michel. Estofa.
(Argentina: Ediciones Kliné, 1997)