domingo, 9 de marzo de 2014

Los enredos del nudo borromeo (primera parte)







LOS ENREDOS DEL NUDO BORROMEO (PRIMERA PARTE)


Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés


"[…] cadena de tres, tal que al desatar
uno de los anillos de esta cadena
los otros dos se deshacen”
J. Lacan …O Peor

“Estos seminarios se centran en el nudo borromeo
—que me abstengo de traer en persona, si me permiten,
según ustedes subrayaron,”
J-A. Miller El Lugar y el Lazo

“Yo: ¡Usted tiene que ocuparse del Nudo borromeano!
(las sempiternas cueras están sobre el escritorio) —él aguanta”
Élisabeth Geblesco Un amor de transferencia


LOS NUDOS DEL NUDO


El Nudo Borromeo es un enredo, un enredo jubiloso, la gaya ciencia del último Lacan. Un símbolo del blasón de los Borromeo (ésos desconocidos) fue transformado por Lacan en Real.
Hay quienes sostienen que los desarrollos del nudo borromeo comprende una parte de la “superstición lacaniana”:

“Acuso a Lacan de haber querido provocar una superstición, es decir, una transferencia, al echar sobre nuestros hombros la primacía del nudo borromeo”
“Teníamos la impresión de ver que Lacan no podía separarse de este nudo fatal. Año, tras año, suspiro general: ¡Todavía sigue con eso! […] ¡Cómo cansó Lacan a su auditorio al plantearse todo el tiempo a propósito del nudo problemas insolubles o cuya solución aportada la semana siguiente fallaba por algún lado, desmintiendo entonces su axioma según el cual jamás formulaba preguntas si no era porque ya tenía la respuesta!" (Jacques-Alain Miller. El Lugar y el Lazo. Págs. 202, 204).

Están también los otros —más amables con la enseñanza de Lacan— que intentan atemperar la exasperación de los otros. Retoman la sesión del Seminario del 9 de enero de 1979 en el que Lacan designó como un “abuso de metáfora” al nudo borromeo, en esa sesión Lacan vuelve sobre la vinculación del nudo con la “no-relación sexual” y, al fallar el nudo, admite que se equivocó al sugerir que el nudo borromeo podía representar la ausencia de relación sexual, “Es evidente que me equivoqué —dice.” Para Guy Le Gaufey, ese es el fin de una “epopeya metafórica”, la “falla” del nudo consiste en que, bajo ninguna operación con el nudo, se puede conseguir la unicidad que probaría de ése modo, la existencia de la “no-relación” y, por derivación, de los múltiples “no hay” de Lacan: “no hay Otro del Otro”, “no hay metalenguaje”, “no hay relación sexual”. (Guy Le Gaufey. El Notodo de Lacan. Pág. 213 -214).

Pero están también aquellos para los que el Nudo Borromeo es la presencia de una verdad en Lacan. Jean-Michel Vappereau, que trabajó junto con Lacan en el desarrollo de los nudos, se queja de los que no tuvieron consideración con los esfuerzos del último Lacan que, según él, tenía todo su espíritu, todo su genio. Vappereau sostiene desde la muerte de Lacan un curso y una serie de escritos sobre los desarrollos del nudo, implicándolo con la topología y clínica lacanianas. Continuando con el esfuerzo de Lacan, hoy, el nudo borromeo se abre a una clínica  denominada borromea con trabajos como los de Skrabine, con su Clínica Borromea o la de Schejtman (Ensayos de Clínica Psicoanalítica Nodal).

Esta es la condición del nudo y sus enredos. En el Diario que Élisabeth Glebesco llevó de sus controles (supervisiones) con Lacan, encontramos la anotación del lunes 21 de abril de 1980, en la que describe a un Lacan en pantuflas, de “aspecto dormido”, anota la hora: 9:45 de la mañana, al que —como buena histérica— se queja por la disolución de la Escuela que Lacan había formado en París, le dice entre otras cosas: “admito ahora que usted ya no será el Otro para mí”, y al terminar ésa página escribe: “Actualmente siento las cosas así: no se trata de un amor menor sino de un silenciamiento voluntario. Debo acostumbrarme a “vivir” sin tenerlo como interlocutor “borromeanamente” privilegiado, en lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario.” (Élisabeth Geblesco. Un Amor de Transferencia. Diario de mi control con Lacan. Págs. 197-198). Énfasis nuestro.

Lacan se enredó, deslizó (Guy Le Gaufey, encontró que el verbo glisser, deslizar, aparece en la enseñanza de Lacan como indicador de error suyo) con el Nudo. Unos lo abandonaron y siguieron con los posteriores avances de su enseñanza, J-A miller llama a ésa como la “muy última enseñanza”; otros continuaron trabajando con los anillos para “mostrar los elementos que son legibles” (J-M Vappereau. ¿Es Uno… o, es Dos? Pág. 8) y se encaminan hacia una clínica borromeana o nodal.

En fin, no importa. Enredémonos en el nudo como una gaya ciencia, busquemos el jubiloso hacer del Nudo Borromeo. Aquí va la primera parte.

LA COSA EXTRAÑA. UMHEINLICH


Lacan narra que los anillos que forman el nudo borromeo (en verdad son anillos y no círculos como aparecen con frecuencia representados) le fueron presentados en una cena por alguien que asistía a los cursos que daba Guilbaud sobre iniciación a la topología, sostiene —al referirse a ellos— que los anillos borromeo le venían como anillo al dedo para explicar su geometría de la tétrada:

1. “Yo te demando” ¿Qué?
2. “Que rechaces” ¿Qué?
3. “Lo que te ofrezco” ¿Por qué?
4. “Porque no es eso”
(Aún. 15-5-1973)

El “no es eso” —dice Lacan— “quiere decir que en el deseo de toda demanda, no hay más que la solicitud del objeto capaz de satisfacer el goce, el cual sería entonces la lustbefriedigung supuesta en lo que en el discurso analítico se llama impropiamente la pulsión genital (…)”. Observemos que aquí Lacan relaciona por vez primera vez el objeto “a” con el goce. Continúa diciendo que el objeto “a” está diversificado en cuatro: el objeto de la succión, el objeto de la excreción, el objeto escópico y el objeto invocante.

En esta primera aproximación el nudo le sirve a Lacan para “representar la metáfora” (son sus palabras) de la cadena hablada. Pone como ejemplo un caso de psicosis, del caso Schreber, en que las frases interrumpidas ocultan aquella articulación última que es el Uno.

El anillo es tomado como la representación de un “agujero”, del agujero que presenta el Otro para un sujeto frente a la pregunta: ¿Qué me quiere? Que está, a su vez, representado por la pregunta que repetía Freud: “¿Qué quiere la mujer?”, donde mujer es equivalente a verdad. El anillo viene entonces, a representar ese agujero: la verdad del sujeto.



                                              
 

 











El anillo en su representación habitual        El anillo en su representación tridimensional

R. S. I.


Al año siguiente del Seminario Aún, Lacan amplía todavía más el alcance de los anillos y los lleva a representar su tríada: Real, Simbólico, Imaginario. Lacan sostiene que los tres registros se homogeneizan en el nudo, mediante “la semejanza” y no sobre “lo mismo”. Lo semejante entre los tres registros es la “consistencia”, en este punto Lacan excluye al sujeto del nudo borromeo, lo traslada a la tesis de que el sujeto es lo determinado por el nudo, el sujeto se condiciona por lo que el nudo ciñe, por su ajuste. Lacan agrega, en este seminario, la diferenciación de los redondeles utilizando colores y orientándolos.

Mientras el nudo es el mismo los redondeles son semejantes, es decir, los redondeles representan la no-relación. Los redondeles no mantienen ninguna relación dual, se ligan siempre como un “tertium datur”(1), por eso cada anillo interviene como un agujero. Hay pues, tres agujeros: Un agujero Real, uno Simbólico y uno Imaginario.








El agujero simbólico se define como la “insistencia” de la cadena significante, en el que la última palabra jamás deja de no escribirse.

El agujero imaginario, es la “consistencia”, que proporciona la imagen especular del cuerpo.
El agujero real, nos convoca a la “existencia”, al “fuera del sentido”, al “hay algo”, es el agujero por excelencia.

De esta manera para Lacan lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario constituyen los términos algebraicos de una “escritura borromea”, estos términos, en su articulación, en su articulación borromea forman una “no-relación”, por eso el nudo es real, no se asocian dualmente, dependen siempre de un tercero. Lacan propone diferenciar la relación de la no-relación en el nudo. La relación es la concatenación simple como en los anillos olímpicos, la no-relación en cambio, está sostenida por el nudo borromeo, puesto que allí ningún anillo penetra en otro, ninguna mantiene “relación” y, sin embargo, los tres están enlazados.

“Por esto es que puede sostenerse el término de no-relación sexual en tanto que —no puedo sino repetirme— se sostiene esencialmente por una no-relación de pareja. ¿Acaso el nudo en cadena basta para representar la relación de pareja?” (2)

La no-relación deviene entonces, en un vínculo, así como el nudo adquiere el poder de designar la no-relación.

“De eso se trata cuando me refiero a la no-relación. Cada uno de los círculos que se constituyen, todavía no sabemos con qué, en la relación de los sexos, cada uno en su manera de girar en redondo como sexo no está anudado a otro. Eso es lo que quiere decir mí no-relación.” (3)

NOTAS

 

(1) Arnold Hausser. Variaciones sobre el tertium datur en Georg Lukács.
(2) J. Lacan. R.S.I. Citado por Guy Le Gaufey en: El Notodo de Lacan. (Buenos Aires: El Cuenco de Plata, 2011). Pág. 198
(3) Ibídem. Pág. 200-201

BIBLIOGRAFÍA:

Geblesco, Élisabeth. Un Amor de Transferencia. Diario de mi control con Lacan. (Argentina: El Cuenco de Plata, 2009)
Lacan, Jacques. … O Peor. (Buenos Aires: Paidós, 2012)
Lacan, Jacques. Aún. (Buenos Aires; Paidós, 1992)
Lacan, Jacques. Otros escritos. (Buenos Aires: Paidós, 2012)
Le Gaufey,.Guy.  El Notodo de Lacan. Consistencia lógica, consecuencias clínicas. (Buenos Aires: El Cuenco de Plata, 2011)
Miller, Jacques-Alain. El Lugar y el Lazo. (Buenos Aires: Paidós, 2013)
Schejtman, Fabián. Ensayos de Clínica Psicoanalítica Nodal. (Buenos Aires: Grama Ediciones, 2013)
Vappereau, Jean-Michel. ¿Es uno.. o, es dos ? (Argentina : Ediciones Kliné, 1997)
Vappereau, Jean-Michel. Estofa. (Argentina: Ediciones Kliné, 1997)