René Magritte. La condición humana. Ginebra, 1935.
NOCIONES SOBRE EL FANTASMA FUNDAMENTAL (PRIMERA PARTE)
Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés
Introducción
En este fragmento de un caso clínico, cuya
presentación realiza Marie-Hélene Brousse (1), se encuentra la noción principal
del Fantasma Fundamental:
“Se trata también de palabras bajo la forma de relato, por
sus padres, de una pequeña escena de la infancia de la cual él no tenía otros
recuerdos que estas palabras: tiene ocho o nueve meses, y rehúsa las exigencias
de sus padres de hacer caca en la pelela (sic), él rehusaba y se hacía caca en
los pañales limpios. Un día su padre le dijo a su madre: le voy a mostrar que
se debe ser limpio; entonces el padre toma el pañal sucio y se lo refriega por
la cara. El padre se mostró contento incluso cuando lo contaba años después
porque desde ese momento el chico no volvió a hacerse encima”
"Desde esta
construcción de una marca en el cuerpo, el analizante se encontró en la mierda,
la mierda era su universo y la fórmula que organizaba todas las circunstancias
de su vida, como todas las formas de su relación con el Otro, que era cagar al
Otro o ser cagado por el Otro. El
fantasma es el marco del mundo, por ejemplo, su relación con el saber podía
resumirse en los profesores lo cagaban en los exámenes, los jefes de servicio
lo cagaban en su trabajo y así sucesivamente. Por otro lado se dedicaba a echar
mierda al Otro en cada situación institucional en la cual se encontraba, o sea
que estas son las formas imaginarias que adopta este dato fantasmático de cagar-ser cagado, era un cagador".
Este es un "relato" que tiene una estructura con tres
personajes: el agente del castigo, el que lo sufre y el sujeto. El sujeto tiene
relación de implicación con los otros dos. El sujeto está allí como espectador,
debe presenciar algo que está hecho para él, se le da a saber algo. En el
fantasma, entonces, el sujeto está implicado como guionista, espectador y
protagonista. El que sufre el castigo es el medio, el instrumento, en que una
figura de autoridad (el padre) le hace saber que lo quiere. Es una comunicación
de amor. En el caso de Brousse, de desamor del padre. Se escribe allí no otra
cosa que el goce sobre el cuerpo. Un axioma que funcionará para dar cabida a la
lógica de percepción de la realidad. Tal, el Fantasma denominado Fundamental. La
formalización de un fantasma está dada por la construcción de una frase, es
decir, es simbólica y lógica.
Tomemos un ejemplo literario (2):
En el relato de la leyenda del rapto de Helena por
Paris, tenemos que Paris, siendo huésped de Menelao rey de Esparta, se enamora
de Helena. La situación inicial se puede formular mediante un enunciado con
tres actores (actantes, en la terminología greimasiana, sememas con capacidad
de acción):
Situación Inicial = S1 ᴧ O ᴠ S2
Donde:
S1 = Menelao
S2 = Paris
O = Helena
Con: (ᴧ) = Conjunto y (ᴠ) = Disjunto.
Con la ayuda de Venus, París rapta a Helena, hay
entonces un cambio en la situación inicial, Paris resulta conjunto (ᴠ) con
Helena y Venus opera como el poder que vehicula ese cambio de estado:
S2
/Venus/ → [(S2 ᴠ Op) → (S2
ᴧ Op)]
Así:
S1 / = S2 / → [(S1 ᴧ
O ᴠ
S2)
→
(S1 ᴠ O ᴧ S2)]
Dándose la situación Final:
S1 ᴠ O ᴧ S2
Helena es llevada a Troya, realizando el vínculo
entre Paris (S2) y Helena (O), que implica la separación entre
Menelao (S1) y Helena (O).
Tal la modelización lógica (simplificada) de un
relato.
La fórmula lacaniana del Fantasma Fundamental
Esta es la famosa fórmula del fantasma de Lacan:
El sujeto del inconsciente $ está en relación con el objeto a
constituyendo así la estructura del Fantasma. Esta relación es cuádruple:
1º Implicación directa, si: $→ a
$ > a; o $ ᴝ a
2º De implicación inversa, si: a →$
$ < a; o $ c a
3º De disyunción o unión:
$ ᴠ a, $ U a
4º Conjunción o intersección:
$ ᴧ a, $ ∩
a
Pero nunca la igualdad. Observemos, también, que la doble implicación se refiere al lugar no al término, (aquí matemas): uno es el lugar del sujeto barrado y otro el de la causa de su división.
Esta fórmula aparece publicada por primera vez
en: “De una cuestión preliminar a todo
tratamiento de la psicosis” (3), en el contexto de la explicación del esquema
R, en una nota en la que Jacques Lacan sostiene que ubicar, en ese esquema el objeto "a" (lo llama “objeto”), “es
interesante para esclarecer lo que aporta en el campo de la realidad (campo que
lo tacha)” (Escritos. pág. 535). Más adelante, señala que este campo —el de
la realidad— “sólo funciona obturándose
con la pantalla del fantasma” (ibíd.), es decir, el fantasma viene a cerrar
una abertura, se interpone entre el sujeto y el campo de la realidad, “lo
tacha”. Lacan se opone así, a cualquier subjetivación del campo de la realidad,
esas en las que la realidad está presa de todo tipo de identificaciones:
“Es
pues en cuanto representante de la representación en el fantasma, es decir como
sujeto originalmente reprimido, como el $ , S tachado del deseo, soporta aquí el campo de la
realidad, y éste sólo se sostiene por la extracción del objeto " que sin embargo le da su marco” (ibíd.)
El texto: “De
una cuestión…” constituye lo más importante de los dos primeros trimestres
de su Seminario Las Psicosis, la nota
es de 1966 (año del Seminario: La Lógica
del Fantasma), añadida a la edición de los Escritos. En este texto Lacan
había desplegado el denominado
Esquema R:
Que —dice Lacan— “representa las líneas de condicionamiento del perceptum, dicho de otra
manera del objeto, por cuanto estas líneas circunscriben el campo de la realidad, muy lejos de
depender únicamente de él”. (Escritos. Págs. 534-535, subrayado nuestro).
El esquema R está conformado por dos triángulos:
· El simbólico, cuyos vértices son:
I-M-P, donde I = Ideal del Yo: M = Objeto Primordial (madre): P = Nombre del
Padre.
· El imaginario, cuyos vértices son:
i-m-f; donde: i = Yo; m = Imagen especular; f = Falo.
Entre ambos triángulos, Imaginario y Simbólico, se
encuentra el cuadrángulo “que representa
las condiciones bajo las cuales la realidad se ha restaurado para el sujeto:
para él especie de islote cuya consistencia le es impuesta después de la prueba
por su constancia, para nosotros ligada a lo que se le hace habitable, pero
también que lo distorsiona, a saber retoques excéntricos de lo imaginario I y
de lo simbólico S, que la reducen al campo del desnivel entre ambos”. (Escritos.
Pág. 555). Sin embargo, el cuadrángulo en realidad es un plano proyectivo, por
eso coinciden i con I y m con M; si se unen estos puntos tenemos una banda de
Moebius:
Que —dice Lacan— “representa las líneas de condicionamiento del perceptum, dicho de otra
manera del objeto, por cuanto estas líneas circunscriben el campo de la realidad, muy lejos de
depender únicamente de él”. (Escritos. Págs. 534-535, subrayado nuestro).
El esquema R está conformado por dos triángulos:
· El simbólico, cuyos vértices son:
I-M-P, donde I = Ideal del Yo: M = Objeto Primordial (madre): P = Nombre del
Padre.
· El imaginario, cuyos vértices son:
i-m-f; donde: i = Yo; m = Imagen especular; f = Falo.
Entre ambos triángulos, Imaginario y Simbólico, se
encuentra el cuadrángulo “que representa
las condiciones bajo las cuales la realidad se ha restaurado para el sujeto:
para él especie de islote cuya consistencia le es impuesta después de la prueba
por su constancia, para nosotros ligada a lo que se le hace habitable, pero
también que lo distorsiona, a saber retoques excéntricos de lo imaginario I y
de lo simbólico S, que la reducen al campo del desnivel entre ambos”. (Escritos.
Pág. 555). Sin embargo, el cuadrángulo en realidad es un plano proyectivo, por
eso coinciden i con I y m con M; si se unen estos puntos tenemos una banda de
Moebius:
“Con lo cual
está dicho todo, puesto que entonces ese campo no será sino el lugarteniente
[en el original: tenant-lieu, inversión de lieutenant] [teniente-lugar] del fantasma
del que este corte da toda la estructura”, (Escritos. Pág. 535)
De ahí que surja la fórmula: “$ ◊ a”, ya que el corte de la banda es el sujeto $ que adviene recubriendo el campo de la realidad en
relación “$ ◊ a” (conjunción-disyunción, más todas las relaciones,
menos la igualdad) con el objeto “a” situado en el camino que va de lo
simbólico a lo real. Así: El sujeto como representante de la representación
(Vorstellungsrepräsentanz) soporta el campo de la realidad. Pero, la realidad sólo
se sostiene porque de ella se extrae el objeto “que, sin embargo le da su marco” (Escritos. Pág. 535). La analogía
pertinente aquí es la de los párpados que se extraen de la imagen que se mira
pero a la cual le dan su marco. Lacan define así al fantasma en el Seminario 5,
donde lo presenta por primera vez:
“El
fantasma lo definiremos, si les parece, como lo imaginario capturado en cierto
uso de significante.” (Seminario 5. El Obsesivo y su
Deseo, pág. 417)
Observamos en la frase anterior algo que es
característico del fantasma: su doble estatuto como imaginario y como
simbólico, el fantasma está conformado por imágenes y por significantes. Esto
está presente en la fórmula misma, pues el $ es el
sujeto del inconsciente producto de la cadena significante, es el símbolo de la
falta en ser, esa falta en ser que tenemos como hipótesis frente al discurso
del analizante, presentado generalmente como queja; y el objeto “a”
que es un semblante (4), es decir, que no es verdadero ni
falso, sino que pertenece al movimiento que va de lo simbólico a lo real (5).
Tal como lo muestra el esquema que Lacan presenta en la lección VII del
Seminario Aún, dando comienzo al desarrollo de los nudos (6):
.
La falta en ser que es el sujeto, tiene un punto de
anclaje (donde se da el desvanecimiento del sujeto), de detenimiento en el
objeto “a”, la fórmula lacaniana marca este punto de detenimiento, tal
como se ve en la práctica clínica, con esa inercia del fantasma en relación con
el síntoma que aparece como el desfile de los significantes.
El escurridizo y omnipresente objeto “a”
El objeto “a” es causa del deseo: senos, heces,
mirada, voz; pero que tiene la misma construcción formal que el cero, el punto
de fuga en la pintura o el papel moneda, es decir, semblante. Punto de fuga de
la pulsión: oral, retención/donación, escópica e invocante, respectivamente.
Volviendo al ejemplo que desenvolvimos en la introducción, cuando se habla de
“mierda” no se refiere concretamente al excremento sino a la “actividad de retención/donación que
sostiene un funcionamiento pulsional”. Porque, es el objeto pulsional “captado en una actividad que no se reduce
nunca a un objeto pasivamente colocado, encuentra en este objeto corte, en este
“eso no es eso”, la definición más precisa que pueda darse” (7).
Los objetos "a" son causa del deseo, la causa de la división del sujeto, pero siendo la causa no es su sostén, el fantasma es el sostén del deseo.
El objeto “a” funciona en el fantasma dando la
apariencia de que es posible complementarse con un ser, es decir, tiene la
función de velar lo real, lo imposible de nombrar, porque falta el significante
de la relación sexual (8). "[La] inconmensurabilidad del objeto a
respecto de la unidad que implica la conjunción de seres de sexo opuesto en la
exigencia subjetiva de su acto.” (9)
Se pega a un niño
Ahora bien, el fantasma conformado por dos órdenes
diferentes, tiene que decantarse, mediante una construcción simbólica, hasta
conseguirse un axioma, aquél que, junto con algunas
definiciones, conforma un sistema lógico. El fantasma como axioma se conforma
en una proposición, pero que es verdadera (en el sentido lógico de verdad) (10).
Y aquí llegamos al ejemplo princeps
de Freud: “Se pega a un niño”, que Freud reconstruye en tres tiempos lógicos,
en uno de los cuales ubicará al Fantasma Fundamental. “No sé nada más, se pega
a un niño” producía una excitación sexual en una mujer llevada a la asociación
libre. Freud establece estos tres tiempos lógicos (11):
1º El recuerdo de que el padre pegaba a otro niño
del que ella tenía celos, acotado en la frese: “el padre pega a un niño que odio”.
3º En un segundo recuerdo ella sostiene que el padre
puede pegar a otro niño y mostrar preferencia por ella. La frase que ahora se
articula dice: “el padre pega a otro niño
y no quiere a nadie más que a mí”
2º Segundo tiempo lógico, nunca evocado por el
sujeto y reconstruido con los elementos de la asociación libre por Freud,
produce el fantasma: “mi padre me pega”.
El “No sé más” establece aquí ese punto del
inconsciente como un no saber, que además, da aquí su punto de resistencia, ya
que está implicada una relación amorosa: “soy
amada por el padre”.
Notas:
(1) Marie-Hélene Brousse. Texto presentado en el
Seminario Hispanoparlante del Campo Freudiano. Inédito.
(2) Blanco, D y bueno, R. Metodología de Análisis
Semiótico. (Perú: Universidad de Lima, 1983). Págs. 80-81.
(3) Jacques Lacan. Escritos 2. (México: Siglo XX Editores, 1998). Pero ya este algoritmo es presentado en el
Seminario 5, Las Formaciones del
Inconsciente, 1957-1958. (Buenos Aires: Paidós, 2003), en la clase del 16 de marzo de 1958, “Las
fórmulas del Deseo” (pág. 311); “Las Máscaras del Síntoma”,
(pág. 341) y en “El Significante, la Barra y el Falo”, donde presenta por
primera vez el Grafo del Deseo.
(4) Semblant, neologismo de Lacan, homófono de asemble,
conjunto. En el castellano tenemos semblante,
del catalán semblant, del latín similans, -anis, participio presente de similare. Tenemos al mismo tiempo, semble, del latín simul y también semble, del latín simile, semejante. María Moliner. Diccionario de
Uso del Español. Gredos. Versión digital, 3.0.
(6) Lacan. Seminario 20, Aun. (Buenos Aires: Paidós, 1992). Pág. 109.
(7) Guy Le Gaufey. El Objeto a de Lacan. (Buenos Aires:
El Cuenco de Plata, 2013). Pág. 192.
(8) No existe la proporción sexual, por supuesto hay encuentros sexuales, lo que no hay es el significante de la “relación entre los sexos”. Lo que quiere decir, también, que es la ausencia de sentido la que funda el sentido. Al respecto Cf. Lacan, El Atolondradicho. Para un comentario vinculado con el “ausentido”, Cf. Alain Badiou y Barbara Cassin. No Hay Relación Sexual. (Buenos Aires: Amorrortu, 2011).
(9) Lacan. La Lógica del Fantasma. Reseña del seminario. En: Otros Escritos (Buenos Aires: Paidós, 2012). Pág. 346.
(10) Por ejemplo cuando se demuestra un teorema utilizando axiomas y relaciones
formales. Dos características se presentan: su formalización y su necesidad.
(11) Sigmund Freud. Freud Total 2.0. Versión digital, Ediciones Nueva Hélade.
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