sábado, 25 de julio de 2009

Las teorías literarias en Bolivia (Primera parte)


LUIS H. ANTEZANA

RENATO PRADA OROPEZA


















Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés

Publicado por primera vez en la revista: El Juguete Rabioso, abril 10 de 2005. La Paz Bolivia


Introducción

 

¿Se produce teoría literaria en Bolivia? La respuesta es seguramente no. Lo que sí hay es una gama muy amplia de “lecturas”, aplicando diversas y diferentes teorías producidas en otros lugares. El campo de lecturas está dominado por dos corrientes principales: la Semiótica de estirpe francesa y los Estudios Culturales, ésta última está más cerca de la sociología que de la literatura. En esta nota nos proponemos revisar la obra de dos divulgadores de la primera corriente, siguiendo el entusiasmo que sustenta la frase de Marguerite Yourcenar: “No hay tarea tan apasionante como la de confrontar los textos”. Compararemos aquí los textos de Renato Prada Oropeza y de Luis Huáscar Antezana, dos estudiosos que fueron los primeros en “traer” a Bolivia las ideas de la Semiología francesa.

 

La autonomía literaria

 

Renato Prada publica en 1976 lo que seguramente es el primer libro de divulgación de la Semiología: “La autonomía literaria”. Sus años en Lovaina (Bélgica) fueron fructíferos en lecturas, a decir por la amplia bibliografía en francés que se encuentra en su libro. Encontramos en ese libro a autores ya míticos como Ferdinand de Saussure sobre el que se fundan las concepciones del signo de gran parte de la semiología francesa; Roland Barthes, hoy todavía muy leído y utilizado para leer la literatura boliviana (Cf. “Las tentaciones de San Ricardo” de Marcelo Villena); se encuentra la referencia al famoso “Diccionario Enciclopédico de las ciencias del lenguaje” de Ducrot y Todorov; ya tenía una lectura de Derrida (“La escritura y la diferencia”). En el texto de Prada notamos la voluntad de un trabajo dedicado a probar la autonomía literaria siguiendo ideas de la semiología pero, también, nociones diferentes como las del Formalismo Ruso o el Círculo de Praga citando a autores ahora casi olvidados como Mukarovsky o Tynjanov; con esas herramientas teóricas puede sostener que la obra literaria se mueve en otros registros además de el de la comunicación y que la intención dominante en ella es la “función poética”, por eso se hace necesario estudiar el sistema literario con métodos propios basados en el estudio de la lingüística, por ejemplo la semiología.

 

Luis H. Antezana

 

Al año siguiente a la publicación de “La autonomía literaria”, se publica un libro que lleva un título ya más explícito: “Elementos de semiótica literaria” de Luis H. Antezana. Texto emblemático y de mucha influencia en las lecturas que después se harían de la literatura boliviana, sobre todo las producidas en la academia.
Los “Elementos...” constan de un cuerpo teórico en el que se presenta a todo el Olimpo francés y un conjunto de lecturas (sobre: “Morada” de Eduardo Mitre, “Estrella Segregada” de Cerruto y “La Chaskañawi” de Medinaceli). En la parte teórica encontramos los conceptos lingüísticos esenciales, tales como: la distinción entre lengua y habla (F. De Saussure), el concepto de signo, sintagma y paradigma, las funciones del lenguaje (Roman Jakobson), enunciado y enunciación, etcétera. Luego están las “Hipótesis semióticas”, es decir, cómo los conceptos lingüísticos engarzan con la literatura: el intertexto, relato y narración, etc. Para Antezana el lenguaje literario produce un sentido siempre renovado, siempre en movimiento y por lo tanto no podría reducirse al “material de base” (el lenguaje ordinario), por eso son necesarias las Teorías de la lectura.

Así, de golpe, en los años 1976 y 1977, estos dos textos nos presentan teorías literarias novedosas. Al comparar las bibliografías de ambos libros encontramos muchos autores visitados por Prada y Antezana: Roland Barthes en primera fila, Émile Benveniste, Algirdas Julien Greimas, Lois Hjelmslev, por supuesto Ferdinand de Saussure, Roman Jakobson, Jacques Derrida, Julia Kristeva (que no está presente en “La autonomía...” pero sí en un libro posterior de Prada: “El lenguaje narrativo”, 1979, que él mismo dice es continuación de aquél). Luis H. Antezana cita el texto de Prada en sus “Elementos...” y también en su “Teorías de la lectura” (1983).

 

La bifurcación

 

Ahora bien, los caminos de ambos estudiosos de la literatura –con tantas lecturas en común– se bifurcan: Prada venía o arribaba de la creación literaria, recordemos que escribió: “Argal” (cuentos) en 1967, “Ya nadie espera al hombre” en 1969, “Al borde del silencio” en 1970, “Los fundadores del alba” (seguramente su mejor novela) en 1969, “El último filo” en 1976, “Poco después humo” en 1990. En cambio, Luis H. Antezana después, digamos, de haber(se) aclarado las ideas centrales que sustentarán su obra posterior, toma el camino que va hacia la crítica literaria y es en esta labor en donde verdaderamente produce lo mejor de su obra, es de hecho, el crítico literario que más creativamente utiliza todo el bagaje teórico de que dispone y que es bastante.

 

Nota bibliográfica: 

 

Prada, Oropeza Renato. La Autonomía Literaria. (La Paz-Cochabamba: Los amigos del libro, 1976)
Antezana, Luis H. Elementos de semiótica literaria. (La Paz: Instituto Boliviano de Cultura, 1977)
 

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