miércoles, 22 de agosto de 2012

La Formalización del Síntoma




Autor: Marco  Antonio Loza Sanjinés 



“Pues la fidelidad a la envoltura formal del síntoma,
que es la verdadera huella clínica a la que tomábamos gusto,
nos llevó a ese límite en que se invierte en efectos de creación”.
Jacques Lacan.
De nuestros antecedentes


1 ,      El síntoma analítico


Partimos de una distinción: La estructura clínica en la psiquiatría es diferente de la estructura clínica en el Psicoanálisis.

En el campo psiquiátrico es posible una génesis de la enfermedad mental, existiría algo como punto de partida de la enfermedad mental. En el campo del Psicoanálisis, no es posible hablar de una génesis en un sentido de evolución, sino de una posición subjetiva respecto de lo que “se dice”.

En la estructura clínica introducida por Lacan se da una inversión de la estructura clínica médico-psiquiátrica. La estructura clínica en Psicoanálisis se vincula con la posición subjetiva que hace posible la relación del sujeto con el Otro, este Otro es donde se inscribe el inconsciente estructurado como un lenguaje.

Esta distinción del Psicoanálisis del campo médico psiquiátrico, se muestra completamente en la elaboración del concepto de síntoma.  J-A Miller parte de la idea primera de síntoma como una disfunción pero, al mismo tiempo, la palabra “síntoma” agrega algo nuevo: que la disfunción revela una verdad, es más, la verdad se presenta siempre bajo la forma de síntoma, “como un elemento que perturba el saber” (1), por eso, el sujeto sabe que el síntoma le pertenece pero no sabe lo que es, para Lacan eso constituía una relación extraña del sujeto con su saber sobre sí mismo.

El síntoma además de tener un efecto de verdad, tiene también la forma de un mensaje y para que un mensaje funcione es necesario que alguien lo crea, Lacan lo llamó sujeto-supuesto-saber. “El sujeto-supuesto-saber es el ‘síntoma-supuesto-palabra’”(2)
Al introducir la creencia en el síntoma, se introduce también un sentido al sufrimiento, se transforma al síntoma en una entidad que habla. Sin embargo., como constatamos en el síntoma no existe una voluntad de decir, en cambio, en las otras formaciones del inconsciente no es necesaria la creencia.

Hay pues, en conclusión, un desplazamiento de la definición de síntoma en el Psicoanálisis orientado por Lacan.

2.    Goce y síntoma


Este desplazamiento operado por la orientación lacaniana se traduce en que el síntoma es separado de su relación con lo patológico de la visión psiquiátrica o psicoterapéutica, así,  el síntoma es para todos, es un síntoma generalizado, pues de acuerdo a Lacan no hay relación del sujeto con otro goce que el sintomático, es decir, un goce regulado por el inconsciente estructurado como un lenguaje.

El goce es siempre un acontecimiento del cuerpo, en la Ética del Psicoanálisis Lacan sostiene que el campo del goce puede definirse como: “todo lo que corresponde a la distribución del placer en el cuerpo.”(3)

Ahora bien, lo que goza siempre es una parte del cuerpo, porque cuando todo el cuerpo es invadido por el goce se produce la muerte del sujeto como ser hablante, como lo ejemplifica el autismo(4). El ser humano, como cuerpo sólo es goce, viene la palabra y lo divide, es cuerpo y lenguaje y, mientras más habla, mientras más campo gana la palabra, es menos cuerpo, menos goce.

El síntoma es pues, una función del goce(5).  Es, primero, una manera de gozar más que de hablar.


3.       Sujeto y síntoma


Cuando alguien viene a consulta, viene con un malestar, algo no anda y eso le produce sufrimiento, problemas, obstáculos, todo esto, que puede ser identificado a uno de los cuadros clínicos del DSM, no constituyen aún un síntoma analítico. El sujeto usa metáforas para explicar su sufrimiento y cuando el analista le pregunta qué quiere decir con eso provoca que el sujeto se involucre con aquello que intenta decir. Por eso, en una primera aproximación, Lacan hacía del síntoma una metáfora, es decir, una función del significante, de esa manera era posible descifrar la cadena hablada para liberar el sentido del síntoma.

Al hacer que el sujeto cambie su posición en relación con lo que dice se provoca una dificultad en el sujeto, éste viene con una carga de sufrimiento del que quiere liberarse rápidamente y piensa que debe concentrarse en lo esencial de su problema y no ir por otros rumbos, pero es precisamente hablar sistemáticamente de lo que le pasa lo que refuerza el síntoma, por eso Freud opone la asociación libre a hablar sobre el síntoma no analítico.

En un segundo tiempo, Lacan redefine el estatuto del síntoma, pues había algo que no se podía explicar: su fijeza, su retorno, su insistencia, su repetición, diferente de las otras formaciones del inconsciente: el acto fallido, el chiste, el sueño; caracterizados por lo efímero. Así pues, surgía la necesidad de transformar el significante para explicar en qué se convierte en el síntoma función del goce.

Decir que no hay relación del sujeto con otro goce que el sintomático, no quiere decir que todos los síntomas son equivalentes, sino que son síntomas todas las diversas fijaciones, las diversas modalidades de acceso al goce de las cuales cada uno dispone sean o no conformes a las normas de una sociedad en una época determinada.

El síntoma se instala ante la imposibilidad de la relación sexual. No hay relación entre sexos pues no existe equivalencia entre ambos, el complejo de Edipo es diferente para los varones que para las mujeres, la relación sexual siempre va ser mediada por la falta, no existe una relación “natural” entre hombre y mujer, como sí existiría entre el resto de los animales; entre los seres humanos se da la elección del partenaire, es decir, inventamos diferentes rasgos para “reconocer” al partenaire, para elegirlo. Cuando un hombre y una mujer eligen se encuentran con que no todas las posibles parejas están autorizadas, sino solamente algunas, para Lacan todo esto proviene del Edipo freudiano, puesto que es la matriz que indica al compañero prohibido. Tanto en la mujer como en el hombre el objeto perseguido es la madre, que es, al mismo tiempo el objeto prohibido y si la madre está prohibida entonces debe hacerse una “elección” y sustituirla, lo que implica que no va a ser una elección satisfactoria. Aquí se instala el síntoma.

Pero, además, existe una correlación entre la curiosidad sexual  –que es deseo de la madre–  y el deseo de saber, la neurosis interroga esta frontera entre saber y goce. La curiosidad sexual se halla relacionada al querer saber sobre el goce, pero que, por la prohibición del incesto se hace imposible, es decir, si queremos gozar tenemos que apartarnos del verdadero objeto del goce.

Para el obsesivo el goce sólo puede ser un convenio con el Otro, que siempre se autoriza mediante un pago.

Para la histérica el goce es planteado como un absoluto a partir del cual se despliegan las variaciones de un deseo insatisfecho. Para el sujeto el precio a pagar por el saber sobre su goce es la renuncia al goce.

Notas


(1) Miller, Jacques-Alain. El Partenaire-Síntoma.  (Buenos Aires: Paidós, 2008). Pág. 26
(2) Id. Pág. 60
(3) Goce en: Elementos para una Enciclopedia de PsicoanálisisAA. VV. (Buenos Aires: Paidós, 1996)
(4) Najles, Ana Ruth. El Niño Globalizado. (La Paz-Bolivia: Plural Editores, 2000)
(5) J-A Miller explica que fue Frege (matemático y lógico) quien consideraba que toda frase del lenguaje   podía ser reducida en términos de función y variable, por ejemplo. Β(x), donde  “beta” es la función y x la variable, sostener que el síntoma es función del goce, quiere decir que el valor del síntoma depende del goce.


Bibliografía


Lacan, Jacques. Escritos. Editorial Siglo XXI, México, 1998.
Matet, Jean-Daniel. El síntoma es lo más real que muchas personas tienen. En: Presentación de Lacan. Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1988
Miller, Jacques-Alain. Dos dimensiones clínicas: Síntoma y Fantasma.  Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1984
Miller, Jacques-Alain. El Otro que no existe y sus comités de ética.  Editorial Paidós, Buenos Aires, 2005
Miller, Jacques-Alain. El Partenaire-Síntoma.  Editorial Paidós, Buenos Aires, 2008
Najles, Ana Ruth. El Niño Globalizado.  Plural Editores, La Paz-Bolivia, 2000
Viltard, Mayetee. Goce en: Elementos para una Enciclopedia de Psicoanálisis. AA. VV. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1996 

     

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