miércoles, 3 de marzo de 2010

Carta a la Inolvidable (Eduardo Mitre y Juan Rulfo)







Carta a la Inolvidable (Eduardo Mitre y Juan Rulfo)

Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés



«El poema es eso que nos enseña a no servirnos más del lenguaje. Solo nos enseña que, contrariamente a las apariencias y las costumbres del pensamiento, no nos servimos del lenguaje.» Meschonnic


Un espacio para la poesía 

La tyche (tyché o tiqué), entre los griegos clásicos significaba un encuentro afortunado, en oposición a automaton (el azar), Aristóteles da el siguiente ejemplo que los distingue: Un caballo, que había huido, por azar encuentra a su amo (automaton) y el amo, encuentra al caballo por fortuna (tyché), pero lo que verdaderamente distingue a la tiché del azar, es que se trata siempre de un encuentro no previsible, “una cita siempre reiterada con un real que se escabulle” —dirá Jacques Lacan.

Ese es, justamente, un acto de literatura: el encuentro no previsible con la palabra, eficacia pura del lenguaje, donde el acto crea una nueva combinación posible, el encuentro con el milagro de hacer con elementos finitos combinaciones infinitas —Chomsky dixit—, pero, con la poesía, estas combinaciones son combinaciones felices, es decir musicales (Henri Meschonnic habla de la musicalidad de la lengua hebrea), Goethe, citado por Lezama Lima, cuando éste escribe sobre el miedo al fragmento del escritor que utiliza el plural: “lo incontemplable: la vida eternamente activa concebida en reposo”. (1)


Carta a la Inolvidable

La fortuna es, pues, encontrar(se) (con/la) poesía. Eso es lo que queremos compartir: el hallazgo de un hermoso poema de Eduardo Mitre que encontramos rebuscando en una de las librerías de nuestra ciudad. Se trata de “Carta a la Inolvidable” en una edición bien cuidada: Un precioso estuche conteniendo hojas rectangulares y tersas, que sustentan una letra que va deslizándose con pulcritud, sin artificios, con sinceridad, con erudición y sin falsa modestia; sobre la tapa del estuche se encuentra la imagen de una mujer que lee, con cierta angustia, una carta. Así, el poema, nos invita a leerlo tomando una a una las hojas sueltas –como una carta–, pudiendo ejercitarse también una combinatoria.

“Carta a la Inolvidable” es un homenaje a “Pedro Páramo” de Juan Rulfo y con él al mundo que Rulfo construyó, un mundo en el que se mezclan la realidad, la imaginación y el lenguaje. Por las hojas del poema-carta se ponen en escena los personajes de aquél inmortal relato. Siguiendo a Nabokov –que aconsejaba que la mejor manera de leer literatura era ponerse del lado de uno de los personajes– para mí, Susana San Juan, la destinataria del poema-carta de Mitre, era ***** tan cerca y tan lejos del verso de Mitre; y este poema de amor, un relato de amor por la Literatura:

Aquí se intercala el poema de Mitre y los párrafos de “Pedro Páramo” de Rulfo con el que la escritura de Mitre parece dialogar. Las citas tomadas del poema de Mitre van entre comillas, en cambio las citas del relato de Rulfo van entre paréntesis.

“Inolvidable y soñada
Susana San Juan:...” (2)

(“Pensaba en ti Susana. En las lomas verdes. Cuando volábamos papalotes en la época del aire.”) (3)

“Lejos de borrarse del mapa,
te cuento que ahora Comala
es una aldea planetaria,
una extraña idea global.

El camino que subía o bajaba
según se iba o venía,
es hoy una lisa autopista
que nos engulle de entrada.”

(“El camino subía y bajaba: ‘Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja.’
–¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
–Comala, señor
–¿Está seguro de que ya es Comala?
–Seguro, señor.
–¿Y por qué se ve esto tan triste?
–Son los tiempos, señor.”)

Comala se ve triste, aunque sólo de lejos, pues lo pueblan los ecos de las personas que allí fueron felices a su modo, que ocuparon esos lugares que quedan en la memoria de los muertos:

“Pedro, del montón de piedras
en que se sentó a perecer,
se levantó a ser lo que es:
Rencor vivo y mala hierba.

(“–¿Conoce usted a Pedro Páramo? –le pregunté.
Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.
–¿Quién es? –volví a preguntar.
–Un rencor vivo –me contestó él.”)

Continuando lo serio de la serie en el poema de Mitre, se ven aparecer a: Juan Preciado, Damiana Cisneros, Fulgor Sedano, el padre Rentería..., y siempre presente, el fantasma de Susana San Juan:

“¿Y te imaginas, Susana,
una odisea más triste
que discurrir sin Itaca
ni Susana ni Ulises,

bajo un cielo inconmovible,
a la deriva, sin horizonte,
el rostro amado invisible
en el mar desierto de su nombre?”

(“Los rayos de la luna filtrándose sobre tu cara. No me cansaba de ver esa aparición que eras tú. Suave, restregada de luna; tu boca abullonada, humedecida, irisada de estrellas; tu cuerpo transparentándose en el agua de la noche. Susana, Susana San Juan.”)

Mitre y Rulfo. Carta a la inolvidable... a la Literatura.

Notas.- 

(1) Las páginas que citamos y no citamos aparecen aquí en desorden: Louis Lavelle. Acerca del acto. Trad. Laura Palma V. (Chile: Puntángeles Universidad de Playa Ancha Editorial, 2001); Noam Chomsky: Passim; Henri Meschonnic. Un golpe bíblico en la filosofía. Trad. Alberto Sucasas. (Buenos Aires: Fundación David Calles para la difusión del humanismo, 2007). José Lezama Lima. Obras Completas. Tratados en La Habana. (Cuba: Editoral Letras Cubanas, 2009)

(2) Eduardo Mitre. “Carta a la Inolvidable” (S/L: S/E, S/F). Existe una versión del poema de Mitre en: Eduardo Mitre. “Camino de Cualquier Parte” (Madrid: Visor Libros, 1998). Pp. 53-61

(3) Juan Rulfo. “Pedro Páramo. El Llano en Llamas y otros textos” (Argentina: Editorial Planeta, 1989)