sábado, 6 de agosto de 2016

Lalangue, Parlêtre, Sinthome: El último Lacan




Lalangue, Parlêtre, Sinthome: El último Lacan

 

Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés

El Mismo y el Otro Lacan

 

Me pregunto qué quiere decir: “El último Lacan” (incluso se habla del “Ultimísimo Lacan”) (1), para entender este sintagma un tanto sombrío, casi Unheimlich, hay que compararlo con lo Mismo y lo Otro platónico. 

En toda la obra de Lacan hay algo que es lo Mismo y lo Otro, no creo que la división en etapas de su amplia obra sirva de algo para captar su pensamiento, siempre hay algo nuevo en los primeros seminarios y, algo que retorna, una vuelta, en los últimos, ¿hay un primer Lacan y un último Lacan? Aquí retomamos la dialéctica que Octavio Paz soltaba en el primer número de la revista Vuelta, podríamos decir que en Lacan: 

Hay un regreso “al punto de partida y, asimismo, mudanza, cambio. ¿Dos sentidos contradictorios? Más bien complementarios: dos aspectos de la misma realidad, como la noche y el día. Damos vuelta con las vueltas del tiempo, con las revoluciones de las estaciones y las revueltas de los hombres: así cambiamos; al cambiar, como los años y los pueblos, volvemos a lo que fuimos y somos. Vuelta a lo mismo. Y al dar la vuelta, descubrimos que ya no es lo mismo: el que regresa es otro y es otro a lo que regresa. […]. La vuelta es cambio y el cambio, vuelta.” (2)

El primer y el último Lacan. Una vuelta. Son lo mismo y lo otro, como sostiene Platón en el Timeo, hay algo otro en lo mismo, en el “alma del mundo” hay tres elementos: lo mismo, lo otro y la mezcla de ambos, hechura que el demiurgo ha juzgado perfecta: “para ajustar la naturaleza de lo otro, difícil de mezclar a la de lo mismo, utilizó la violencia y las mezcló con el ser. Después de unir los tres componentes, dividió el conjunto resultante en tantas partes como era conveniente, cada una mezclada de lo mismo y de lo otro y del ser.” (3)

Así pues, Lacan siendo el mismo es otro, es el primer Lacan, el de lo imaginario: el estadio del espejo como entrada y salida a un mismo tiempo; es el de la primacía de lo simbólico: el significante con sus múltiples laberintos; es el de lo real: la imposible relación/proporción sexual. Y todo esto con la posibilidad de efectuar múltiples combinatorias.

Un Lacan, el primero, no fue abolido por el último Lacan, solamente uno, el primero, siguió progresando en el otro, el último, éste nos dejó muchos materiales para continuar su obra, entre estos, los más adelantados: lalangue, el parlêtre y el Sinthome.

Ahora bien, que Lacan haya dejado atrás a Freud o que —como dice Eric Laurent— haya dejado el retorno a Freud para decir “adiós a Freud”, no está muy claro, sobre todo cuando él mismo se nombraba freudiano. 

Lalangue

 

Como sostiene Jean-Claude Milner (4), el hecho de exista lengua —y que tenga una forma— se relaciona con el deseo, así la lengua es, por una parte objeto de una ciencia y, por otra, objeto de un amor (del sujeto barrado por el deseo), para la linguisterie lacaniana, que quiere dejarle al lingüista su “territorio”, este sentido es el que quiere atrapar con su neologismo: lalangue, formado del artículo “la” y “langue” (lengua, idioma, habla), que Lacan explica que lo distingue del estructuralismo, y al mismo tiempo nombra el goce de lalengua, que por eso mismo se llama materna:

Lalengua sirve para otras cosas muy diferentes de la comunicación. Nos lo ha mostrado la experiencia del inconsciente, en cuanto está hecho de lalengua, esta lalengua que escribo en una sola palabra, como saben, para designar lo que es el asunto de cada quien, lalengua llamada, y no en balde, materna.” (Jacques Lacan) (5)

El goce de lalengua, comienza desde que el infans tiene contacto con la función materna, es la lalación, el balbuceo, lalangue, goce primero que afecta al cuerpo, es decir, lo llena de afectos, en este nivel no existe el Lenguaje, éste es una elucubración del saber científico sobre lalengua. Decimos “comienza”, porque este goce de lalengua continua durante toda la vida del sujeto que habla, habla y no se puede decir que dice algo, aunque algo allí hable por él.

Jean-Claude Milner, al final de su magnífica Introducción a la ciencia del lenguaje, sostiene un principio de continuidad de una ciencia del lenguaje en la vinculación de los estudios sobre el parentesco y el lenguaje, sostiene que a la “universalidad del lenguaje, considerado como el conjunto de las posibilidades formales que se realizan en lenguas diversas, responde la universalidad de la prohibición del incesto, que tratan sistemas de parentesco diversos. […] Se afirmará entonces lo siguiente: quien establezca los fundamentos de la prohibición del incesto esclarecerá, al mismo tiempo, la naturaleza del lenguaje.” (6).

Más tarde Milner, siguiendo su programa, sostendrá que hay “una relación inteligible entre el lenguaje y una teoría posible del deseo” (Passim), esta relación entre deseo y lenguaje es precisamente lo que Lacan llama lalengua, que es la prueba de que existe el lenguaje, siendo las lenguas las modalidades de esta existencia, el hecho de que haya lengua quiere decir, que hay una partición entre lo correcto y lo incorrecto, desde el punto de vista de la gramática y desde el punto de vista lingüístico, así no todo puede decirse, este no-todo es propio de lalengua

Desde el “último” Lacan sabemos que lo biológico, en el ser hablante, es transformado en “cuerpo” por lalengua, mucho antes que éste se estructure en lenguaje, por eso lalengua no sirve para la comunicación, aunque haya allí goce —el goce de lalengua— ya que el goce viene por la búsqueda de la aprobación del Otro, pero Lacan sostiene: “¿lalengua sirve primero para el diálogo? Como lo articulé en otros tiempos, nada es menos seguro.” (7). Si nada es menos seguro que lalengua sirva para la comunicación, hay allí lo que Jacques-Alain Miller llama una “fuga del sentido”, el sentido se escapa puesto que lalengua no está estructurada, el mismo neologismo de Lacan lo muestra, fusiona el artículo con el sustantivo, mostrando que los elementos del lenguaje que parecen tan sólidos no lo son y que el sentido escapa allí, como bien dice Miller, lalengua es sobre todo diacronía antes que sincronía, porque es “aluvial”, porque algo se “precipita”: los malentendidos, “las creaciones lenguajeras de cada uno” (8).

Así, lalengua, puede considerarse un idiolecto, pero en el sentido estricto de lo “peculiar”, lo “propio”, es el retoque que da cada sujeto a la lengua, Lacan incluye así la invención de cada uno, en cada acto de lengua.

El Parlêtre 

 

En la primera enseñanza de Lacan, cuando pasa a la primacía del significante, hace su aparición la noción de sujeto, como sujeto del enunciado y sujeto de la enunciación, éste último es el sujeto del inconsciente, donde el sujeto es lo que representa un significante para otro significante, es decir, es un producto de la cadena significante S1 y S2, aquí se encuentra —dicho sea de paso— su división, por supuesto ya lo estaba en la etapa de la primacía de lo imaginario, entre a - a’, en la relación de la imagen especular. Pero, a partir del seminario 20, Aun y, con mayor intensidad, después del Seminario 23, El Sinthome, hay un cambio muy fuerte en el estatuto del sujeto del inconsciente y adquiere primacía lo Real de su tríada: Real, Simbólico, Imaginario, no está claro si hay una homogeneidad de los redondeles que los representan en la famosísima cadena borromea (Jacques-Alain Miller es el que sostiene dicha homogeneidad), pero sí, que al adquirir lo Real predominio, Lacan se ve forzado a cambiar también el estatuto del inconsciente freudiano y lo subordina al Parlêtre (9).

Parlêtre es un neologismo de Lacan que proviene de la unión de dos verbos: parler, “hablar”, y être, que en francés viene a significar tanto “ser” como “ente”, de ahí que se traduzca como “hablanteser” o “hablente”, “serhablante”, “ser parlante”, incluso: “serhabla”. Habrá que decir que Lacan decía que no tenía una ontología (sin embargo, François Balmés (10), nos recuerda: “Que para el sujeto su ser esté en cuestión en el proceso analítico, es una fórmula a la cual Lacan no renunció jamás durante su enseñanza.”), así que rechazaba que su parlêtre se refiera al ser o al ente, decía que se encontraba a medio camino.

El sujeto de la enunciación es un sujeto deseante, pero también un sujeto gozante, hay en él un goce-sentido, jouis-sens, hecho por el cruce entre el significante y la imagen especular, Lacan lo repite innumerables veces a lo largo de su enseñanza, sujeto de la enunciación que no es otro que el sujeto del inconsciente y el “inconsciente está estructurado como un lenguaje” (Passim).

Ahora bien, el sujeto tiene un cuerpo (no lo es), puede “verse”, el estadio del espejo lo demuestra, configura una totalidad de semblante y está habitado por lalengua, con el cuerpo se goza, es más, el cuerpo está para que ello goce, ya no se trata entonces de goce-sentido, goce del sentido, sino de un goce fálico, que se encuentra en el cruce entre lo real y lo simbólico. El parlêtre adora su cuerpo, no lo tiene pero es su única consistencia, “consistencia mental, por supuesto porque su cuerpo a cada rato levanta campamento” (11). El parlêtre es la “carne” biológica más (este “más” debe leerse como agregado, pero también como marca, inscripción) el murmullo incesante de lalengua que lo encuentra en su prematuración y que lo aparta para siempre de lo biológico (los griegos, —nos lo recuerda Giorgio Agamben— tenían el término zoe para representar el simple hecho de vivir y bios para nombrar la vida de un individuo o un grupo humano), pero también, y al mismo tiempo, el parlêtre queda separado del “otro sexo”.

Estamos de acuerdo con Ana Ruth Najles, en que el parlêtre no reemplaza al inconsciente freudiano estructurado como un lenguaje, sino que el “parlêtre se evidenciaría como el ser al que el saber del inconsciente ex­-sistiría” (12). El parlêtre es comparable al Witz freudiano, es un aspecto de lalengua, es hablado más que hablante.

El Sinthome

 

Así como el parlêtre no reemplaza al inconsciente freudiano, el sinthome no reemplaza —como se creería— al síntoma, más bien el sinthome es la solución al síntoma.

La palabra Sinthome fue presentada por Lacan en su enigmático texto: “Joyce el Síntoma” (13), el 16 de junio de 1975 en la Sorbona, en la apertura del V simposio sobre James Joyce, comienza con una frase a la que no se le da mucha importancia, pero que tratándose de Lacan siempre requiere mucha atención: “Hoy no me encuentro en mejor forma, por todo tipo de razones”, alude después al equívoco que apareció en algún periódico francés, que titulaba la ponencia de Lacan: “Joyce el Símbolo”, siguiendo aquél equívoco desde el sin de: “sim que bolo”, dice que “Tom, tombre, tombrecito vive aún en la lengua…”, juegos de lalengua joyceanos, luego Lacan nos remite al diccionario etimológico: Bloch y von Wartburg, en el que se encuentra que la primera grafía de symptôme, la anterior al siglo XV y anterior también a Rabelais, (quien siendo médico, Lacan lo subraya, habría cambiado su escritura) fue Sinthome.
 
Dice Lacan, que Rabelais, con la utilización de la grafía symptôme, symptraumattise algo, aquí la traducción que se propone en el anexo al Seminario 23, como “sintraumatiza”, frente a la traducción: “sintomatraumatiza”, tiene todo su valor de diferencia, porque siguiendo la versión de la estenotipia, “sintomatraumatiza” toma al síntoma no al sinthome, de tal modo que no habría una sustitución del síntoma por el sinthome. Rabelais hace síntoma, no sinthome y Lacan se sirve de esa diferencia.

El Sinthome es, para Lacan, otro de los nombres del padre nombrante, es el cuarto eslabón que permite el anudamiento de la cadena borromea, así como la diferenciación de los tres anillos, el sinthome no es real, ni simbólico, ni imaginario.

Como muy bien llama la atención Fabián Schejman (14), Lacan define al Sinthome, como: “sufrir por tener un alma” (souffrir d’avoir une âme):

[…] annoncer cette année sous le titre du sinthome, orthographe ancienne, orthographe d’avant le XVe siècle, orthographe incunable, j’entends par là qui n’est attestée que par les premiers volumes imprimés, j’entends avancer que le sinthome, c’est de souffrir d’avoir une âme. C’est la psychopathie à proprement parler, en ce sens qu’une âme, c’est ce qu’il y a de plus emmerdant.” (15)

Como leemos en la cita, lo relaciona también con la psicopatía, que Schejman rastrea hasta la “realidad psíquica”, la “realidad religiosa” o la “función de sueño”, el Sinthome es sufrir por tener una vida psíquica, un alma. La realidad psíquica es el marco de la realidad, es decir, el fantasma, aquello que nos permite soportar lo intolerable del mundo, en esto consiste el sinthome como solución al síntoma: su función fantasmática, de ahí que el sinthome sea el cuarto nudo que hace lazo con los tres registros, estabilizándolos.

Notas y bibliografía

 

(1) Jacques-Alain Miller. El ultimísimo Lacan. Trad. Stéphane Verley. (Buenos Aires: Paidós, 2014). Miller, sostiene esta periodización:

El primer Lacan: los diez primeros años de su enseñanza, desde “Función y campo de la palabra y del lenguaje en el inconsciente”; el segundo Lacan, que comenzaría con los “Cuatro conceptos fundamentales”, hasta el Seminario 20; después, el último Lacan, después de “Aun”, dentro de este el ultimísimo Lacan. Págs. 55-56

(2) Octavio Paz. El ogro filantrópico. (Barcelona: Seix Barral, 1979)
(3) Platón. Diálogos. T. VI. Fileo, Timeo, Critias. Trad. M. a  Ángeles Durán y Francisco Lisi. (Madrid: Gredos, 1992). Pág. 178-179.
(4) Jean-Claude Milner. Introducción a una ciencia del lenguaje. Trad. Irene Agoff. (Buenos Aires: Manantial, 2000)
(5) Jacques Lacan. Aun. Seminario 20. Trad. diana Rabinovich, Delmont-Mauri y Julieta Sucre. (Argentina: Paidós, 1992). Pág. 166
(6) Milner. O. C. Conclusiones. Pág. 273
(7) Lacan. Aun. O. C. Pág. 166
(8) Jacques-Alain Miller. La fuga del sentido. Trad. Silvia Baudini. (Buenos Aires: Paidós, 2012. Pág. 147
(9) Retomo aquí, la duda de Ana Ruth Najles, al referirse a la sustitución del inconsciente freudiano por el parlêtre lacaniano, defendida por Miller. Parlêtre. En: AA. VV. El cuerpo hablante. Parlêtre, sinthome, escabel. (Buenos Aires: Grama Ediciones, 2015). Págs.53-58 
(10) François Balmés. Lo que Lacan dice del ser. Trad. Horacio Pons. (Buenos Aires: Amorrortu; 2002)
(11) Lacan. O. C. Ibídem. 
(12) Najles. O. C. Pág. 58
(13) Jacques Lacan. Joyce el síntoma. En: El Sinthome. Trad. Nora A. Gonzáles. (Buenos Aires: Paidós, 2006). Págs. 159-166
(15) Jacques Lacan. Journées d’étude de l’École freudienne de Paris. Maison de la chimie, Paris, 9 Novembre 1975. Paru dans Lettres de l’École freudienne, 1978, n° 24, pp. 247-250. En: 1926-1981-Tout-Pas-Tout Lacan-version- 2012. Pág. 1754