Lalangue, Parlêtre, Sinthome: El último Lacan
Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés
El Mismo y el Otro Lacan
Me
pregunto qué quiere decir: “El último Lacan” (incluso se habla del “Ultimísimo Lacan”) (1), para entender
este sintagma un tanto sombrío, casi Unheimlich,
hay que compararlo con lo Mismo y lo Otro platónico.
En
toda la obra de Lacan hay algo que es lo Mismo y lo Otro, no creo que la
división en etapas de su amplia obra sirva de algo para captar su pensamiento, siempre
hay algo nuevo en los primeros seminarios y, algo que retorna, una vuelta, en
los últimos, ¿hay un primer Lacan y un último Lacan? Aquí retomamos la
dialéctica que Octavio Paz soltaba en el primer número de la revista Vuelta,
podríamos decir que en Lacan:
Hay
un regreso “al
punto de partida y, asimismo, mudanza, cambio. ¿Dos sentidos contradictorios?
Más bien complementarios: dos aspectos de la misma realidad, como la noche y el
día. Damos vuelta con las vueltas del tiempo, con las revoluciones de las
estaciones y las revueltas de los hombres: así cambiamos; al cambiar, como los
años y los pueblos, volvemos a lo que fuimos y somos. Vuelta a lo mismo. Y al
dar la vuelta, descubrimos que ya no es lo mismo: el que regresa es otro y es
otro a lo que regresa. […]. La vuelta es cambio y el cambio, vuelta.” (2)
El
primer y el último Lacan. Una vuelta. Son lo mismo y lo otro, como sostiene
Platón en el Timeo, hay algo otro en lo
mismo, en el “alma del mundo” hay
tres elementos: lo mismo, lo otro y la mezcla de ambos, hechura que el demiurgo
ha juzgado perfecta: “para ajustar la
naturaleza de lo otro, difícil de mezclar a la de lo mismo, utilizó la
violencia y las mezcló con el ser. Después de unir los tres componentes,
dividió el conjunto resultante en tantas partes como era conveniente, cada una
mezclada de lo mismo y de lo otro y del ser.” (3)
Así
pues, Lacan siendo el mismo es otro, es el primer Lacan, el de lo imaginario:
el estadio del espejo como entrada y salida a un mismo tiempo; es el de la
primacía de lo simbólico: el significante con sus múltiples laberintos; es el
de lo real: la imposible relación/proporción sexual. Y todo esto con la
posibilidad de efectuar múltiples combinatorias.
Un
Lacan, el primero, no fue abolido por el último Lacan, solamente uno, el
primero, siguió progresando en el otro, el último, éste nos dejó muchos
materiales para continuar su obra, entre estos, los más adelantados: lalangue, el parlêtre y el Sinthome.
Ahora
bien, que Lacan haya dejado atrás a Freud o que —como dice Eric Laurent— haya
dejado el retorno a Freud para decir “adiós a Freud”, no está muy claro, sobre
todo cuando él mismo se nombraba freudiano.
Lalangue
Como
sostiene Jean-Claude Milner (4), el hecho de exista lengua —y que tenga una
forma— se relaciona con el deseo, así la lengua es, por una parte objeto de una
ciencia y, por otra, objeto de un amor (del sujeto barrado por el deseo), para
la linguisterie lacaniana, que quiere
dejarle al lingüista su “territorio”, este sentido es el que quiere atrapar con
su neologismo: lalangue, formado del
artículo “la” y “langue” (lengua, idioma, habla), que Lacan explica que lo
distingue del estructuralismo, y al mismo tiempo nombra el goce de lalengua, que por eso mismo se llama
materna:
“Lalengua sirve para otras cosas muy
diferentes de la comunicación. Nos lo ha mostrado la experiencia del
inconsciente, en cuanto está hecho de lalengua, esta lalengua que escribo en
una sola palabra, como saben, para designar lo que es el asunto de cada quien,
lalengua llamada, y no en balde, materna.” (Jacques Lacan) (5)
El
goce de lalengua, comienza desde que el infans
tiene contacto con la función materna, es la lalación, el balbuceo, lalangue, goce primero que afecta al cuerpo,
es decir, lo llena de afectos, en este nivel no existe el Lenguaje, éste es una
elucubración del saber científico sobre lalengua.
Decimos “comienza”, porque este goce de lalengua
continua durante toda la vida del sujeto que habla, habla y no se puede decir
que dice algo, aunque algo allí hable por él.
Jean-Claude
Milner, al final de su magnífica Introducción
a la ciencia del lenguaje, sostiene un principio de continuidad de una
ciencia del lenguaje en la vinculación de los estudios sobre el parentesco y el
lenguaje, sostiene que a la “universalidad del lenguaje, considerado como el
conjunto de las posibilidades formales que se realizan en lenguas diversas,
responde la universalidad de la prohibición del incesto, que tratan sistemas de
parentesco diversos. […] Se afirmará entonces lo siguiente: quien establezca
los fundamentos de la prohibición del incesto esclarecerá, al mismo tiempo, la
naturaleza del lenguaje.” (6).
Más
tarde Milner, siguiendo su programa, sostendrá que hay “una relación
inteligible entre el lenguaje y una teoría posible del deseo” (Passim), esta
relación entre deseo y lenguaje es precisamente lo que Lacan llama lalengua, que es la prueba de que existe
el lenguaje, siendo las lenguas las modalidades de esta existencia, el hecho de
que haya lengua quiere decir, que hay una partición entre lo correcto y lo
incorrecto, desde el punto de vista de la gramática y desde el punto de vista
lingüístico, así no todo puede decirse, este no-todo es propio de lalengua.
Desde
el “último” Lacan sabemos que lo biológico, en el ser hablante, es transformado
en “cuerpo” por lalengua, mucho antes
que éste se estructure en lenguaje, por eso lalengua
no sirve para la comunicación, aunque haya allí goce —el goce de lalengua— ya que el goce viene por la
búsqueda de la aprobación del Otro, pero Lacan sostiene: “¿lalengua sirve
primero para el diálogo? Como lo articulé en otros tiempos, nada es menos
seguro.” (7). Si nada es menos seguro que lalengua sirva para la comunicación,
hay allí lo que Jacques-Alain Miller llama una “fuga del sentido”, el sentido
se escapa puesto que lalengua no está
estructurada, el mismo neologismo de Lacan lo muestra, fusiona el artículo con
el sustantivo, mostrando que los elementos del lenguaje que parecen tan sólidos
no lo son y que el sentido escapa allí, como bien dice Miller, lalengua es sobre todo diacronía antes
que sincronía, porque es “aluvial”, porque algo se “precipita”: los
malentendidos, “las creaciones lenguajeras de cada uno” (8).
Así,
lalengua, puede considerarse un
idiolecto, pero en el sentido estricto de lo “peculiar”, lo “propio”, es el
retoque que da cada sujeto a la lengua, Lacan incluye así la invención de cada
uno, en cada acto de lengua.
El Parlêtre
En
la primera enseñanza de Lacan, cuando pasa a la primacía del significante, hace
su aparición la noción de sujeto, como sujeto del enunciado y sujeto de la
enunciación, éste último es el sujeto del inconsciente, donde el sujeto es lo
que representa un significante para otro significante, es decir, es un producto
de la cadena significante S1 y S2, aquí se encuentra —dicho sea de paso— su división,
por supuesto ya lo estaba en la etapa de la primacía de lo imaginario, entre a
- a’, en la relación de la imagen especular. Pero, a partir del seminario 20, Aun y, con mayor intensidad, después del
Seminario 23, El Sinthome, hay un
cambio muy fuerte en el estatuto del sujeto del inconsciente y adquiere
primacía lo Real de su tríada: Real, Simbólico, Imaginario, no está claro si
hay una homogeneidad de los redondeles que los representan en la famosísima
cadena borromea (Jacques-Alain Miller es el que sostiene dicha homogeneidad),
pero sí, que al adquirir lo Real predominio, Lacan se ve forzado a cambiar
también el estatuto del inconsciente freudiano y lo subordina al Parlêtre (9).
Parlêtre
es un neologismo de Lacan que proviene de la unión de dos verbos: parler, “hablar”, y être, que en francés viene a significar tanto “ser” como “ente”, de
ahí que se traduzca como “hablanteser” o “hablente”, “serhablante”, “ser
parlante”, incluso: “serhabla”. Habrá que decir que Lacan decía que no tenía
una ontología (sin embargo, François Balmés (10), nos recuerda: “Que para el
sujeto su ser esté en cuestión en el
proceso analítico, es una fórmula a la cual Lacan no renunció jamás durante su
enseñanza.”), así que rechazaba que su parlêtre
se refiera al ser o al ente, decía que se encontraba a medio camino.
El
sujeto de la enunciación es un sujeto deseante, pero también un sujeto gozante,
hay en él un goce-sentido, jouis-sens,
hecho por el cruce entre el significante y la imagen especular, Lacan lo repite
innumerables veces a lo largo de su enseñanza, sujeto de la enunciación que no
es otro que el sujeto del inconsciente y el “inconsciente está estructurado
como un lenguaje” (Passim).
Ahora
bien, el sujeto tiene un cuerpo (no lo es), puede “verse”, el estadio del
espejo lo demuestra, configura una totalidad de semblante y está habitado por lalengua, con el cuerpo se goza, es más,
el cuerpo está para que ello goce, ya no se trata entonces de goce-sentido, goce del sentido, sino de un goce fálico,
que se encuentra en el cruce entre lo real y lo simbólico. El parlêtre adora su cuerpo, no lo tiene
pero es su única consistencia, “consistencia mental, por supuesto porque su
cuerpo a cada rato levanta campamento” (11). El parlêtre es la “carne” biológica más (este “más” debe leerse como
agregado, pero también como marca, inscripción) el murmullo incesante de lalengua que lo encuentra en su prematuración
y que lo aparta para siempre de lo biológico (los griegos, —nos lo recuerda
Giorgio Agamben— tenían el término zoe
para representar el simple hecho de vivir y bios
para nombrar la vida de un individuo o un grupo humano), pero también, y al
mismo tiempo, el parlêtre queda
separado del “otro sexo”.
Estamos
de acuerdo con Ana Ruth Najles, en que el parlêtre
no reemplaza al inconsciente freudiano estructurado como un lenguaje, sino que
el “parlêtre se evidenciaría como el
ser al que el saber del inconsciente ex-sistiría” (12). El parlêtre es
comparable al Witz freudiano, es un
aspecto de lalengua, es hablado más
que hablante.
El Sinthome
Así
como el parlêtre no reemplaza al inconsciente freudiano, el sinthome no reemplaza —como se creería—
al síntoma, más bien el sinthome es la solución
al síntoma.
La
palabra Sinthome fue presentada por
Lacan en su enigmático texto: “Joyce el Síntoma”
(13), el 16 de junio de 1975 en la Sorbona, en la apertura del V simposio sobre
James Joyce, comienza con una frase a la que no se le da mucha importancia,
pero que tratándose de Lacan siempre requiere mucha atención: “Hoy no me encuentro en mejor forma, por todo
tipo de razones”, alude después al equívoco que apareció en algún periódico
francés, que titulaba la ponencia de Lacan: “Joyce el Símbolo”, siguiendo aquél
equívoco desde el sin de: “sim que
bolo”, dice que “Tom, tombre, tombrecito vive aún en la lengua…”, juegos de lalengua joyceanos, luego Lacan nos
remite al diccionario etimológico: Bloch y von Wartburg, en el que se encuentra
que la primera grafía de symptôme, la
anterior al siglo XV y anterior también a Rabelais, (quien siendo médico, Lacan
lo subraya, habría cambiado su escritura) fue Sinthome.
Dice
Lacan, que Rabelais, con la utilización de la grafía symptôme, symptraumattise
algo, aquí la traducción que se propone en el anexo al Seminario 23, como “sintraumatiza”,
frente a la traducción: “sintomatraumatiza”, tiene todo su valor de diferencia,
porque siguiendo la versión de la estenotipia, “sintomatraumatiza” toma al
síntoma no al sinthome, de tal modo que no habría una sustitución del síntoma
por el sinthome. Rabelais hace síntoma, no sinthome y Lacan se sirve de esa
diferencia.
El
Sinthome es, para Lacan, otro de los
nombres del padre nombrante, es el cuarto eslabón que permite el anudamiento de
la cadena borromea, así como la diferenciación de los tres anillos, el sinthome
no es real, ni simbólico, ni imaginario.
Como
muy bien llama la atención Fabián Schejman (14), Lacan define al Sinthome,
como: “sufrir por tener un alma” (souffrir
d’avoir
une âme):
“[…] annoncer cette année sous le titre du sinthome, orthographe
ancienne, orthographe d’avant le XVe siècle, orthographe incunable, j’entends
par là qui n’est attestée que par les premiers volumes imprimés, j’entends
avancer que le sinthome, c’est de souffrir d’avoir une âme. C’est la psychopathie
à proprement parler, en ce sens qu’une âme, c’est ce qu’il y a de plus
emmerdant.” (15)
Como leemos en la cita,
lo relaciona también con la psicopatía, que Schejman rastrea hasta la “realidad
psíquica”, la “realidad religiosa” o la “función de sueño”, el Sinthome es
sufrir por tener una vida psíquica, un alma. La realidad psíquica es el marco
de la realidad, es decir, el fantasma, aquello que nos permite soportar lo
intolerable del mundo, en esto consiste el sinthome como solución al síntoma:
su función fantasmática, de ahí que el sinthome sea el cuarto nudo que hace
lazo con los tres registros, estabilizándolos.
Notas y bibliografía
(1)
Jacques-Alain Miller. El ultimísimo Lacan. Trad. Stéphane
Verley. (Buenos Aires: Paidós, 2014). Miller, sostiene esta periodización:
El
primer Lacan: los diez primeros años
de su enseñanza, desde “Función y campo de la palabra y del lenguaje en el
inconsciente”; el segundo Lacan, que comenzaría
con los “Cuatro conceptos fundamentales”, hasta el Seminario 20; después, el último Lacan, después de “Aun”, dentro
de este el ultimísimo Lacan. Págs. 55-56
(2)
Octavio Paz. El ogro filantrópico. (Barcelona: Seix Barral,
1979)
(3) Platón. Diálogos.
T. VI. Fileo, Timeo, Critias. Trad. M. a Ángeles Durán y Francisco Lisi. (Madrid:
Gredos, 1992). Pág. 178-179.
(4) Jean-Claude Milner. Introducción
a una ciencia del lenguaje. Trad. Irene Agoff. (Buenos Aires:
Manantial, 2000)
(5) Jacques Lacan. Aun.
Seminario 20. Trad. diana Rabinovich, Delmont-Mauri y Julieta Sucre.
(Argentina: Paidós, 1992). Pág. 166
(6) Milner. O. C. Conclusiones. Pág. 273
(7) Lacan. Aun.
O. C. Pág. 166
(8) Jacques-Alain Miller. La
fuga del sentido. Trad. Silvia Baudini. (Buenos Aires: Paidós, 2012. Pág.
147
(9) Retomo aquí, la duda de
Ana Ruth Najles, al referirse a la sustitución
del inconsciente freudiano por el parlêtre lacaniano, defendida por Miller. Parlêtre.
En: AA. VV. El cuerpo hablante.
Parlêtre, sinthome, escabel. (Buenos Aires: Grama Ediciones, 2015). Págs.53-58
(10) François Balmés. Lo
que Lacan dice del ser. Trad. Horacio Pons. (Buenos Aires: Amorrortu;
2002)
(11)
Lacan. O. C. Ibídem.
(12)
Najles. O. C. Pág. 58
(13)
Jacques Lacan. Joyce el síntoma. En: El
Sinthome. Trad. Nora A. Gonzáles. (Buenos Aires: Paidós, 2006). Págs. 159-166
(15) Jacques Lacan. Journées d’étude
de l’École freudienne de Paris. Maison de la chimie, Paris, 9 Novembre 1975.
Paru dans Lettres de l’École
freudienne, 1978, n° 24, pp. 247-250. En:
1926-1981-Tout-Pas-Tout Lacan-version- 2012. Pág. 1754